En este sentido, el presidente sirio, Bashar Al-Assad, promulgó dos decretos legislativos que estipulan un 100 por ciento de aumento de los salarios para empleados activos y jubilados, sean civiles o militares.
A su vez, el Ministerio de Comercio Interior y Protección al Consumidor triplicó el precio del litro de combustible para transporte público de 700 libras sirias a 2000, (equivalente a 20 centavos de dólar), sin embargo afirmó sigue subsidiando el 60 por ciento del valor de este combustible.
De igual manera, el ente aumentó los precios de gasolina y atribuyó esto al alto costo que implica su importación y la necesidad de destinar los ahorros para ayudar a los trabajadores estatales.
En junio del 2020, y a pesar de las secuelas de la guerra y la pandemia de la Covid-19, Estados Unidos aplicó de manera unilateral nuevas sanciones extraterritoriales contra Siria bajo el nombre de Ley César, destinada a asfixiar a Damasco.
Las autoridades aseguran que las políticas de bloqueo y la imposición de medidas económicas coercitivas unilaterales son parte de las ciegas disposiciones coercitivas de Occidente y la otra cara del terrorismo que derramó la sangre de los ciudadanos de esta nación árabe.
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