Abogado y exprefecto de la provincia de Azuay, Pérez volvió a la escena política como una de las caras más conocidas entre los ocho candidatos presidenciales inscritos para los comicios extraordinarios del domingo próximo.
Anteriormente se desempeñó también como presidente de la Confederación de Pueblos de la Nacionalidad Kichwa del Ecuador (Ecuarunari) y fue concejal de la ciudad de Cuenca, pero sobre todo es recordado por su participación en las presidenciales de 2021.
En esa contienda quedó tercero, aunque insiste en que los resultados de esos comicios fueron «ampliamente sospechosos».
Con la defensa a ultranza de la naturaleza como principal bandera, esta vez no se presenta a la carrera por llegar al palacio de Carondelet -sede del Gobierno- con el auspicio del movimiento Pachakutik, como lo hizo en 2021, sino de una alianza denominada Claro que se puede.
Esa coalición de izquierda la integran Unidad Popular, el Partido Socialista Ecuatoriano y la agrupación Democracia Sí, además de su propio movimiento Somos Agua, creado después de su anterior postulación presidencial.
Si bien la dirigencia de Pachakutik le manifestó su apoyo, la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie), movimiento de pueblos originarios más grande e influyente del país, dirigido por Leónidas Iza, decidió no respaldarlo en esta oportunidad.
En 2021, se quedó a las puertas de la segunda vuelta, y todo indicaba que se mantendría entre los favoritos, aunque el nuevo contexto de inseguridad, violencia y crimen organizado ha favorecido a otros aspirantes, según sondeos.
Este candidato de talante sosegado y pacífico, cambió su nombre en 2017, cuando dejó atrás a Carlos Arnulfo para convertirse en Yaku Sacha, que significa agua del monte en kichwa.
Mantiene una férrea oposición al extractivismo minero y petrolero y apuesta por un modelo económico más sostenible y amigable con el medio ambiente.
Toca el saxofón y ha recorrido Ecuador en bicicleta, pero aun así no parece convencer al electorado.
Su plan de gobierno apunta a la inclusión, la lucha contra la corrupción, la justicia social y a la transición energética y tiene, según detalló en el documento presentado ante el Consejo Nacional Electoral, cuatro ejes: seguridad ciudadana, seguridad económica,seguridad ética y seguridad ecológica. En los últimos días, sobre todo luego del debate presidencial, en el cual invitó a uno de sus rivales a jugar «ecuavolley», ha insistido más en el primero de esos ejes, pues la principal preocupación ciudadana hoy es el avance de la delincuencia y el crimen organizado.
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