Aunque se intensifican las labores de bomberos y cuerpos militares por contener el siniestro, su trayectoria errática hace más compleja la situación. Ya arrasó con cerca de tres mil 500 hectáreas y obligó a evacuar o confinar a siete mil 500 personas.
Se trata de un fuego, según los expertos, de unas características nunca vistas hasta ahora en Canarias, con 41 kilómetros de perímetro y una columna de humo que ha llegado a los seis kilómetros.
Considerado el peor incendio forestal aquí de los últimos 40 años, equipos de bomberos y fuerzas del ejército especializadas trabajaron hasta hace unas horas para establecer al menos un cerco que impida la expansión de las llamas.
El siniestro comenzó el martes en la noche y desde entonces se hizo incontrolable ante sus cambios repentinos de rumbo.
Durante la noche se lograron algunos avances para frenar la propagación del fuego, pero el aumento de las temperaturas durante el día hará crecer las dificultades, dijo en entrevista con TVE el capitán Rafael San José, de la Unidad Militar de Emergencias (UME).
Todos los accesos al Parque Nacional de Teide fueron cortados, y más de cuatro mil turistas se incluyeron entre los evacuados de la zona.
El Parador Nacional, el teleférico, el Instituto de Astrofísica de Canarias y los restaurantes de Las Lagunetas cooperan para el cierre temporal del Parque del Teide y así evitar la presencia de turistas.
Santa Cruz de Tenerife se encuentra a 20 kilómetros de las llamas, pero ante la falta de control del siniestro se adoptan las máxima precauciones, sobre todo con temperaturas que alcanzaron los 40 grados Celsius en los últimos días.
La severa sequía que azota a España convierte al incendio forestal en el más grave de los últimos 40 años. Las llamas devoraron cerca de 64 mil hectáreas en el país ibérico en los primeros siete meses del año.
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