«Consideramos los hipócritas llamamientos de Occidente a las negociaciones como un truco táctico para una vez más ganar tiempo y dar a las agotadas tropas ucranianas un respiro y una oportunidad de reagruparse, para volver a saturarlas con armas y municiones», dijo Lavrov a la revista Mezhdunaródnaya Zhizn.
Tampoco se vislumbran por ahora perspectivas de conversaciones entre Rusia y Occidente, agregó.
En opinión del jefe de la diplomacia rusa, en diferentes ciudades del mundo, se celebran reuniones multilateral sin la participación de Rusia para convencer a los países en desarrollo de la necesidad de apoyar la “fórmula de paz” de Kiev, con todos los argumentos sobre los intereses rusos descartados.
«Está claro que este enfoque no indica intención de Occidente de negociar algo con Rusia», remarcó Lavrov.
El titular agregó que mediante la escalada de la crisis ucraniana Estados Unidos y los países de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) corren el riesgo de provocar un enfrentamiento armado directo entre las potencias nucleares, un escenario que Moscú ve necesario prevenir.
El 28 de febrero de 2022, Moscú y Kiev entablaron negociaciones para lograr un acuerdo que pusiera fin a las hostilidades, pero la última ronda de estas consultas se celebró el 29 de marzo de ese año en la ciudad turca de Estambul, a puerta cerrada, y desde entonces no han vuelto a retomarlas.
Hasta la fecha, Ucrania ha condicionado el cese de las hostilidades a la recuperación de todos los territorios, incluida Crimea que se unió a Rusia en marzo de 2014.
Rusia desarrolla desde el 24 de febrero de 2022 una operación militar especial en Ucrania cuyos objetivos, según el presidente Vladimir Putin, son proteger a la población de «un genocidio por parte del régimen de Kiev» y atajar los riesgos de seguridad nacional que representa el avance de la OTAN hacia el este.
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