Así lo anunció hoy la presidenta del Congreso de los Diputados, la socialista Francina Armengol, en una declaración en la que detalló que acordó la fecha con Feijóo, con quien conversó la noche del martes y esta mañana.
La decisión sigue el calendario previsto para una posible investidura a partir de la encomienda del rey Felipe VI, en su calidad de jefe de Estado, al titular del PP por haber sido el partido con mayor votación en las elecciones generales, según la Casa Real.
“Considero que con esta fecha se da un tiempo más que prudencial para que el candidato pueda realizar las negociaciones oportunas con los representantes de las diferentes formaciones políticas”, comentó Armengol desde la sede de la Cámara Baja.
Comienza una carrera contrarreloj en la cual el mandamás del principal partido de oposición de España tiene que buscar cuatro votos más para llegar a la mayoría absoluta requerida de 176.
Feijóo cuenta con el favor de 172 parlamentarios, los 137 del PP, 33 del partido de extrema derecha Vox y los legisladores de UPN de Navarra y Coalición Canaria, con uno cada uno.
Sin embargo, su pacto con la ultraderecha de Vox, negacionista del cambio climático, la violencia contra las mujeres, los colectivos LGBTI y la agenda 2030 de Naciones Unidas, entre otros postulados, limita las proyecciones del PP.
El Partido Nacionalista Vasco (PNV), por ejemplo, que es de tendencia de derecha, se niega a aliarse con Feijóo debido a la presencia de Vox en su terna de investidura.
Dando por descontado que no alcanzaría la mayoría absoluta en primera votación, acudiría a una segunda de mayoría simple, la cual, a priori, también naufragaría ante el hipotético rechazo de 178 delegados.
Sería el eje de izquierdas PSOE (socialistas) y el movimiento Sumar, más PNV, EH Bildu, igualmente del País Vasco, BNG de Galicia y Esquerra Republicana y Junts, ambos de Cataluña.
Entonces, si los escenarios señalados se cumplen tal cual, el presidente en funciones del Gobierno y líder del PSOE, Pedro Sánchez, tendría un margen para confirmarle a Su Majestad que estaría listo como candidato a renovar su mandato en nuevas sesiones parlamentarias de investidura.
El último escenario, para algunos bastante posible, dejaría a Felipe VI con la obligación de disolver las Cortes Generales (Parlamento) y convocar nuevos comicios seis semanas más tarde, en tal caso hacia mediados de enero.
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