La iniciativa cubre 11 distritos de esa nación con el objetivo además de formar a los proveedores de atención médica y promover el respaldo a las víctimas, detalla una nota de prensa divulgada por ONU.
El proyecto respalda a grupos comunitarios y organizaciones no gubernamentales (ONG) ante este desafío, aún considerado un tabú en Indonesia, de acuerdo con el personal.
En Palu, capital de la isla de Sulawesi Central, la organización de mujeres Libu Perempuan, por ejemplo, cuenta con 30 voluntarios –desde abogados hasta psicólogos– para ayudar a las víctimas.
La agrupación también gestiona una casa segura, donde actualmente viven dos familias, y coordina programas de formación, incluidos cursos para hombres sobre la prevención de la violencia familiar y de género.
La violencia de género es otra de las principales preocupaciones del Fondo de Población (Unfpa, siglas en inglés), por lo que el programa incentiva en las víctimas la búsqueda de ayuda más allá de las heridas físicas.
A pesar de los importantes avances en la igualdad de género, incluido un mayor acceso de las féminas a la educación, el empleo y los servicios de salud, la brecha y violencia sigue siendo un grave problema de salud pública y derechos humanos en Indonesia, afirmó Norcahyo Budi Waskito, oficial de programas del Unfpa en la nación.
Las políticas, estrategias y documentos legales nacionales para enfrentarlo no siempre se han implementado a nivel local, advirtió.
El propio Gobierno ha reconocido la necesidad de una solución sistemática para poner fin a la violencia de género y se ha asociado con agencias de la ONU como el Unfpa y ONU Mujeres.
Como resultado, el número de casos denunciados llegó de 216 mil en 2012 a cerca de 458 mil en 2022, según la Comisión Nacional sobre Violencia contra la Mujer.
Esto sugiere que los esfuerzos por alentar a más víctimas a denunciar están surtiendo efecto.
No obstante, a juicio de Unfpa las cifras probablemente no representan el panorama completo.
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