La Real Federación Española de Fútbol (RFEF), a través de su directiva interina, decidió este martes quitar a Luis Rubiales el sueldo y el auto oficial, a la vez que le pidió devuelva el teléfono móvil y el ordenador.
Además, no le permitirá usar recursos del organismo para su defensa jurídica, mientras el ministerio de Cultura y Deportes aguarda por un pronunciamiento definitivo del Tribunal Administrativo del Deporte (TAD) y de la Fiscalía.
El escándalo estalló a raíz de un beso sin consentimiento mutuo de Rubiales con la delantera del equipo flamante campeón mundial Jenni Hermoso.
Naciones Unidas se posicionó sobre el caso y pidió a España profundizar en el asunto, especialmente abordando el sexismo en el deporte con enfoque en el respeto al derecho de las mujeres.
‘Hay un problema crítico de sexismo que sigue existiendo en el deporte y esperamos que las autoridades y el gobierno españoles lo aborden de una manera que respete los derechos de todas las mujeres deportistas’, analizó el portavoz del secretario general (António Guterres), Stéphane Dujarric, en rueda de prensa.
El estallido se produjo cuando Rubiales depositó “un pico en la boca” a Hermoso durante la premiación en Sídney de la Copa Mundial femenina de balompié, la cual ganó España el pasado 20 de agosto.
Luego de reacciones poco convincentes y hasta desafiantes del hasta entonces presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), llegó un aluvión de críticas desde el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, hasta numerosas personalidades políticas, sociales y del deporte.
La andanada de críticas, repudio y rechazo a la actitud de Rubiales se encontró con un obstáculo inesperado. Cuando se pensaba que dimitiría al convocar una asamblea de la RFEF el pasado viernes, hizo todo lo contrario al atrincherarse y amenazar con emprender acciones judiciales para defenderse.
La FIFA lo inhabilitó por 90 días, además del repudio mayoritario del país ibérico. Pero algunos agujeros oscuros, como la acusación de Rubiales y su familia de que Hermoso mintió en sus declaraciones.
La familia de Rubiales, incluida su madre en huelga de hambre en una iglesia de Motril, Granada, se atrincheró en respaldo al exmandamás de la RFEF.
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