En declaraciones para la televisión británica, Cleverley reconoció la importancia de sostener una relación de trabajo práctica y razonable con el gigante asiàtico debido a cuestiones que afectan a todos en el planeta.
Sin embargo, sostuvo que su país tiene desacuerdos fundamentales con China, los cuales planteará en próximas reuniones.
Este es un país importante, grande, influyente y complejo y, por lo tanto, nuestras relaciones con China serán inevitablemente igualmente difíciles y complejas, afirmó el ministro británico.
Cleverley se convirtió en el primer ministro de Asuntos Exteriores del Reino Unido en visitar China en cinco años.
En vísperas del viaje, el canciller británico afirmó que, entre otras cosas, quiere discutir los esfuerzos conjuntos de los países en la lucha contra el cambio climático.
Al mismo tiempo, expresó su confianza en que tales cuestiones no podrán resolverse sin China.
Cleverly ya se reunió el miércoles pasado con el vicepresidente chino, Han Zheng, y en un viaje de un día también se encontró con el titular de Asuntos Exteriores chino, Wang Yi.
Dentro del gobernante Partido Conservador hay un debate sobre cómo debería construirse la política de Londres hacia el gigante asiático.
A finales de abril, Cleverly anunció la necesidad de establecer relaciones constructivas con China para resolver los problemas globales, pues sin la participación de Beijing no será posible afrontarlos.
La medida provocó una fuerte ira entre los halcones conservadores de derecha que exigen más restricciones a las empresas chinas que operan en áreas sensibles por razones de seguridad.
El 13 de marzo, el gobierno del Reino Unido publicó una versión actualizada de la Revisión Integral de Seguridad, Defensa y Política Exterior, en el cual calificó a China como un desafío que definirá una era para Londres.
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