Fue bastante escalofriante, perdí la consciencia durante tres o cuatro horas. Me falta un diente, me duele el cuello, tengo puntos en los ojos… me duele todo el cuerpo, pero creo que soy un afortunado, declaró el corredor de la formación Ineos.
Arensman, de 23 años, tiene claro que si no hubiera llevado el casco las consecuencias habrían sido irreparables.
Si no hubiera llevado casco, no sé si ahora mismo estaría aquí. Me salvó, afirmó el pedalista, quien terminó como sexto clasificado en la Vuelta el pasado año y ganó una etapa.
La ronda española vive hoy su jornada ocho, que se correrá entre las localidades de Denia y Xorret de Catí.
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