Así lo demostró un emotivo encuentro entre el presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, con más de un centenar de emigrados en la sede de la Misión de la isla ante la ONU.
Nuestro mensaje es de unidad, de patriotismo y de apertura a todo el que desee contribuir, afirmó el mandatario en una velada que transcurrió hasta bien entrada la noche.
En sus palabras enfatizó “escuchamos a todos, con respeto, aun si tenemos discrepancias de diverso tipo”.
“No quiero y no debo referirme aquí a esos que aún no han asimilado ese valor de sentirse cubano, los que por algún motivo lo han perdido, o los que lo han empeñado a favor de quienes desean destruirnos o sueñan con convertirnos en la estrella 51 de la bandera estadounidense. No es esta la ocasión para esos temas”, acotó el mandatario.
Pero sí dejó claro que constituye un deber y resulta un placer reunirse nuevamente con un grupo de connacionales, y “compartir ideas con los que aman y fundan, los que, como ustedes, preservan sus sentimientos de respeto, compromiso y amor hacia la Patria y hacia la tierra que los vio nacer, y la desean libre, soberana, independiente como también lo soñó Martí”.
“Desde nuestro último encuentro en esta propia sala, hemos adoptado varias decisiones y medidas dirigidas a continuar estrechando los vínculos con los cubanos residentes en el exterior, a pesar de las difíciles condiciones económicas del país y de la hostilidad incrementada por parte del gobierno de los Estados Unidos”, subrayó el dignatario.
Afirmó que hay todo un grupo de acciones aprobadas en estos tiempos, “todas han sido porque los hemos escuchado, y para tratar de satisfacer también las demandas que ustedes nos han hecho”.
Anticipó que los días 18 y 19 de noviembre próximo celebraremos en La Habana la IV Conferencia La Nación y la Emigración, «como parte del fortalecimiento continuo e irreversible de los vínculos entre Cuba y sus nacionales en el exterior”.
Añadió que este es el resultado del diálogo amplio y franco iniciado en noviembre de 1978, promovido e impulsado por el líder histórico de la Revolución cubana, Fidel Castro.
“En vísperas del 45 aniversario del Diálogo del 78, encuentro que marcó un punto de inflexión en las relaciones de Cuba con los cubanos en el exterior, permítanme rendir merecido homenaje a aquellos iniciadores, en especial a los mártires Carlos Muñiz Varela y Eulalio Negrín», expresó.
Asimismo -agregó-, «resulta justo recordar entre nosotros a Lourdes Casals, Luis Miranda, Walfrido Moreno, Reinaldo Cué, y otros tantos que dedicaron sus vidas a esta noble y patriótica causa”.
Díaz-Canel agradeció igualmente las muestras solidarias de los emigrados, sus disímiles mensajes de condolencias, ofrecimientos de ayuda y donaciones enviados por los residentes en el exterior durante la Covid-19, y después cuando sufrimos los accidentes en el Hotel Saratoga, la Base de Supertanqueros de Matanzas y el azote del huracán Ian.
También les habló del impacto extraordinario y deliberado de la política estadounidense dirigida a estrangular la economía cubana.
Ninguna nación “ha estado sometida a una política hostil tan amplia, multifacética y persistente como la que aplica el gobierno estadounidense contra los cubanos”, subrayó el presidente de Cuba.
Destacó que “tenemos el deber de denunciar este crimen cuando asistimos a las Naciones Unidas. Por eso contamos con el respaldo casi unánime de la comunidad internacional, y el apoyo y solidaridad de muchos pueblos del mundo, sobre todo de gente humilde, trabajadora y con un sentido de justicia”.
Más adelante puntualizó “por eso tenemos el deber de reconocer, agradecer y homenajear, especialmente, a los miles de compatriotas que aquí, en los Estados Unidos, no solo respaldan, sino que luchan, cada cual a su modo, para que se ponga fin al bloqueo económico”.
Díaz-Canel no pasó por alto de que el venidero mes de noviembre marcará 200 años de la llegada a Nueva York de “Félix Varela, sacerdote, maestro, escritor, filósofo, político, y sobre todo patriota cubano”.
Al concluir su intervención, el pianista Nachito Herrera dio muestras, una vez más, de una interpretación de excelencia y después el presidente cubano dedicó tiempo para escuchar a los presentes de forma personalizada.
Para participantes como José Oro “las palabras del presidente fueron genuinas, salidas del corazón” y calificó de genuino encuentro entre el pueblo cubano de la isla y el pueblo cubano de la emigración; mientras Félix Sharpe consideró que fue un “momento de celebrar la cubanía aquí en Estados Unidos”.
Minutos antes del comienzo del encuentro, Díaz-Canel sorprendió con su presencia a un grupo de representantes de organizaciones y movimientos sociales que expresaban su solidaridad con Cuba frente a la sede de la Misión caribeña, ubicada en la avenida Lexington y la calle 38, en Nueva York.
Hasta ellos se dirigió en medio de los vítores y vivas a Cuba y reclamos de ¡Abajo el bloqueo!, para llamarlos “hermanos” y decirles con sencillez: “Muchas gracias por la solidaridad, muchas gracias por el apoyo, y muchas gracias por estar aquí con nosotros”.
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