El funcionario afirmó en entrevista con la emisora local FM Mundo que el panorama es complejo no sólo para las aves sino también para lobos marinos y humanos.
Explicó que como medida preventiva están cerrados algunos sitios de visita, como Punta Pitt en la isla San Cristóbal, tres zonas de la isla Española, la isla Wolf y Genovesa.
No obstante, informó que siguen abiertos más de 150 espacios para turistas, con medidas de bioseguridad como la desinfección de calzado, vestimenta y embarcaciones, apuntó.
Rueda recordó que el sábado 16 de septiembre algunos guías turísticos alertaron de la presencia de animales muertos y al día siguiente se activó el Comité de Emergencia con la Agencia de Bioseguridad, con asesoramiento de la Fundación Charles Darwin.
Teniendo en cuenta que en noviembre del año pasado Ecuador declaró emergencia sanitaria por la presencia del virus de la influenza aviar H5N1 en el territorio continental, en Galápagos los especialistas prepararon protocolos para posibles casos.
“Sospechábamos que nos enfrentábamos a la gripe aviar, es lo que sucede en todo el Pacífico. De hecho, hay varias emergencias sanitarias en otras islas”, puntualizó.
Como hipótesis de contagio mencionó que las aves más afectadas son piqueros patas rojas, los cuales comen peces muy específicos y por el fenómeno climático El Niño probablemente buscaron su alimento lejos de las islas.
«Estamos haciendo vigilancia pasiva en todos los puntos», aseveró el directivo.
Gracias a su rica biodiversidad, las Galápagos -situadas a unos mil kilómetros al oeste de las costas continentales de Ecuador- son consideradas un laboratorio natural que permitió al científico inglés Charles Darwin desarrollar su teoría sobre la evolución y selección natural de las especies.
En 1978 la organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) declaró a las islas como Patrimonio Natural de la Humanidad.
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