Las más de 50 disposiciones destinadas a eliminar a las féminas de la vida pública y la educación impactan en su desempeño e incluso su salud mental, denunció la experta durante una reunión del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas para analizar el tema.
Otunbayeva abogó, no obstante, por mantener el intercambio con las autoridades de facto al reconocer que el diálogo no es reconocimiento y el compromiso no es aceptación de sus políticas.
«El diálogo y el compromiso son las formas en que intentamos cambiar estas políticas», remarcó.
A juicio de la representante, las afirmaciones de los talibanes sobre sus supuestas instituciones inclusivas parecen tener una creciente brecha de legitimidad con el pueblo afgano.
«No puede haber legitimidad internacional sin legitimidad interna», agregó.
La falta de confianza de todas las partes y es un grave impedimento pero las puertas al diálogo aún están abiertas, advirtió.
Por su parte, la directora ejecutiva de ONU Mujeres, Sima Bahous, convocó a apoyar a las féminas de esa nación del Medio Oriente quienes, aseguró, liderarán el cambio que necesitan.
Parte del trabajo, agregó, es encontrar espacios para que se reúnan con las autoridades de facto, utilizando todas las herramientas para sacarlas de la oscuridad.
Bahous denunció el impacto de las políticas de exclusión y restricción que aumentan la pobreza, el aislamiento , los matrimonios con menores y el trabajo infantil.
«Nos dicen que son presas que viven en la oscuridad, confinadas a sus hogares sin esperanza de futuro», reclamó.
La lista creciente de prohibiciones se aplica con mayor frecuencia y severidad, incluso por parte de los miembros varones de la familia, ya que los talibanes les obligan a hacer cumplir sus decretos, explicó.
Mientras el número de mujeres con trabajo sigue disminuyendo, el 90 por ciento de las jóvenes encuestadas declaran tener una salud mental mala o muy mala, y el suicidio y las ideas suicidas están por todas partes, enfatizó.
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