Al mismo tiempo, el partido de derecha Alternativa para Alemania, que ocupó el segundo lugar en las encuestas nacionales, también celebró sus éxitos en Baviera y Hesse, según la fuente.
Por su parte, la coalición gobernante alienó a los votantes con repetidas disputas públicas, sobre todo con un plan para reemplazar los sistemas de calefacción de combustibles fósiles con alternativas más ecológicas, y sus políticas migratorias mal concebidas.
La votación siguió a una campaña marcada por la ira por las persistentes luchas internas dentro del gobierno nacional y la presión sobre Berlín para que reduzca el número de inmigrantes que llegan a Alemania.
La ministra del Interior del país, Nancy Feiser, que lidera los esfuerzos federales para combatir la migración, sufrió una derrota significativa en una difícil batalla para convertirse en jefa de su región natal de Hesse.
Alrededor de nueve millones de personas tenían derecho a votar para la nueva legislatura estatal en Baviera y cerca de cuatro millones en la vecina Hesse, región que incluye la capital financiera de Alemania, Frankfurt.
Las previsiones de las televisiones públicas ARD y ZDF, mostraban que la Unión Social Cristiana, que lidera Baviera desde 1957, contaba con casi el 37 por ciento del apoyo de los votantes y unos 20 puntos por delante de su rival más cercano.
En Hesse, la Unión Demócrata Cristiana (CDU)obtuvo alrededor del 34 por ciento de los votos, muy por delante de sus rivales.
Alternativa para Alemania (AfD), que en las encuestas nacionales alcanzó el segundo lugar detrás de la CDU, terminó segundo en Hesse y posiblemente también en Baviera.
Según los datos preliminares, en Hesse obtendría alrededor del 18 por ciento de los votos y en Baviera el 16 por ciento, una cifra claramente superior a la de las elecciones de 2018.
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