Con dos propuestas de Gobierno diferentes, la candidata de izquierda Luisa González, de la Revolución Ciudadana (RC), y Daniel Noboa, de la alianza de derecha Acción Democrática Nacional (ADN), buscan llegar al Palacio de Carondelet en medio de una ola de inseguridad sin precedentes.
Estos comicios, extraordinarios y anticipados, pasarán a la historia como las de los chalecos antibalas, el resguardo militar a candidatos y hasta políticos asesinados.
Un informe del Observatorio Ciudadano de Violencia Política registró 88 casos de ataques entre 2022 y 2023 a funcionarios, candidatos o sus familiares, y 21 de ellos son actores del actual proceso electoral.
La recta final de la campaña estuvo marcada, al igual que en la primera vuelta, por el atentado que cobró la vida de Fernando Villavicencio, quien también aspiraba al Ejecutivo.
Las investigaciones alrededor del hecho y una campaña de desprestigio intentan vincular al exmandatario y líder de la RC, Rafael Correa, con el crimen.
Tras las acusaciones, ese movimiento tuvo que dedicar tiempo a defenderse y González denunció que inventan de todo para golpear su candidatura con falsas denuncias, violencia política, noticias engañosas, y hasta le han cambiado la voz en montajes de entrevistas.
Mientras tanto, su rival de ADN popularizó en los días previos al balotaje imágenes suyas de cartón a tamaño natural y se viralizó en redes sociales con un contenido más ligero, pero que invita al voto, aunque paralelamente circularon mensajes donde le criticaron la evasión fiscal millonaria de las empresas de su familia.
Las últimas encuestas divulgadas no permiten vaticinar un posible resultado, incluso, algunas muestran un empate técnico.
Quien resulte ganador apenas tendrá alrededor de un año y medio por delante antes de volver a las urnas, ya que por ley se limitará a terminar el mandato de Guillermo Lasso, que anticipó su salida con la aplicación de la muerte cruzada.
Es poco tiempo para un país al que, además de la violencia, se le superponen una grave crisis política e institucional, una delicada situación económica y un éxodo de ecuatorianos que emigran en busca de un lugar mejor.
Este 15 de octubre se decide el futuro del país y nos estamos jugando el continuismo de un gobierno como el de Lasso que nunca tuvo un rumbo, que nunca generó empleo, prosperidad ni nada parecido, estimó el analista Nahuel Mendoza.
(Tomado de Orbe)