En su misiva, cursada en ocasión de la celebración anual del Día Mundial de la Alimentación, fecha que conmemora además el 78 aniversario de la creación de la FAO, el 16 de octubre de 1945, el Sumo Pontífice señala que esta jornada se celebra “en una coyuntura en la que la miseria y el desaliento no dan tregua a numerosos hermanos”.
“La condición de hambre y desnutrición que hiere gravemente a tantos seres humanos, es el resultado de un inicuo cúmulo de injusticias y desigualdades que deja a muchos tirados en la cuneta de la vida y permite que unos pocos se instalen en un estado de ostentación y opulencia”, subrayó el Obispo de Roma.
El Papa refirió que “esto se aplica no sólo a los alimentos, sino también a todos los recursos básicos, cuya inaccesibilidad para muchas personas representa una afrenta a su dignidad intrínseca” y agregó que es, “sin duda, un insulto que debería sonrojar a toda la humanidad y movilizar a la comunidad internacional”.
En tal sentido, llamó “a pensar y actuar en términos de comunidad, de solidaridad, tratando de dar prioridad a la vida de todos por encima de la apropiación de bienes por parte de algunos” en un mundo muy interdependiente que “no puede darse el lujo de dividirse en bloques de países que promueven sus intereses de forma espuria y sesgada”.
Francisco enfatizó que “nunca antes ha sido tan urgente convertirnos en promotores del diálogo y artífices de la paz”, ya que “hoy asistimos a una escandalosa polarización de las relaciones internacionales debido a las crisis y enfrentamientos existentes”.
Se refirió al tema central de esta jornada mundial: “El agua es vida, el agua es alimento. No dejar a nadie atrás” y manifestó que el acceso a ese recurso “es un derecho humano básico, fundamental y universal, porque determina la supervivencia de las personas, y por lo tanto es condición para el ejercicio de los demás derechos humanos”.
Alertó que sin embargo, “se desvían hacia la producción y el comercio de armas ingentes recursos financieros y tecnologías innovadoras que podrían emplearse para que el agua fuera fuente de vida y progreso para todos”.
Agradeció a la FAO por su esfuerzos para promocionar el desarrollo agrícola, una nutrición sana y suficiente para cada persona y un uso sostenible del agua.
Finalmente el papa Francisco instó a los organismos internacionales, gobiernos, sociedad civil, empresas, instituciones académicas y de investigación, así como otras entidades, a “aunar voluntades y sumar ideas para que el agua sea patrimonio de todos, se distribuya mejor y se gestione de forma sostenible y racional”.
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