La entidad gubernamental basó su informe de este sábado en los estudios del Instituto Geofísico de la Escuela Politécnica Nacional, según la cual, los parámetros de vigilancia y el monitoreo visual de los técnicos indican que podría terminar, pero no descartan una reactivación en el futuro.
El 21 de octubre del 2022, el Cotopaxi inició un período eruptivo en el que hubo emisiones de ceniza, vapor de agua y gases, algunas veces alcanzaron más de mil metros sobre el nivel del cráter y afectaron zonas aledañas, incluso el sur de Quito, la capital del país.
Sin embargo, desde finales de febrero de 2023 descendió la actividad interna y superficial del coloso y también disminuyeron las emisiones y altura de las cenizas.
En estos momentos los expertos del Instituto Geofísico catalogan la actividad del volcán como de nivel bajo con tendencia sin cambios, tanto a nivel superficial como a nivel interno.
Por tanto, el escenario más probable es que el actual proceso eruptivo del Cotopaxi se mantenga en un gradual y paulatino descenso, aunque es posible que esporádicamente existan emisiones de gases y vapor de agua de baja altura.
El Cotopaxi, segundo pico más alto de Ecuador con cinco mil 897 metros sobre el nivel del mar, es considerado uno de los volcanes más peligrosos del mundo debido a la frecuencia de sus erupciones, su estilo eruptivo y por la cantidad de poblaciones potencialmente expuestas a sus amenazas.
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