En medio del persistente bombardeo del ejército de Tel Aviv, los combatientes de Hizbulah atacaron con misiles guiados y armas apropiadas los sitios Miskaf Am, Abu Dajaj y Al-Sadah, y dañaron una parte de sus dispositivos tecnológicos.
A través de un vídeo publicado en su canal de Telegram, la Resistencia indicó que estas posiciones israelíes al borde de la frontera son bases para el espionaje, la piratería y la explotación que penetran la privacidad de los libaneses.
En el material de casi cuatro minutos de duración, Hizbulah publicó escenas de la destrucción de torres, dispositivos ópticos, de radiocontrol y de vigilancia.
Al mismo tiempo, mostró el ataque a puntos con sistemas láser para determinar distancias, equipos de escucha y comunicaciones inalámbricos, además de tecnología de visión diurna y nocturna con telescopios de hasta cinco kilómetros de profundidad.
De acuerdo con el general de brigada Charles Abi Nader, estos medios empleados por Israel eliminan la necesidad de colocar guardias en las fronteras para la vigilancia y trabajan para advertir sobre cualquier movimiento de la resistencia.
En paralelo, la Resistencia llevo a cabo acciones contra las posiciones israelíes de Roueissat Al-Alam, Al-Summaqah y Zibdine en las granjas ocupadas de Shebaa y las colinas de Kfar Shuba.
Por su parte, Israel mantiene su agresión aérea sobre localidades de la frontera sur de Líbano que causaron en los últimos días incendios en los bosques adyacentes a la frontera en Naqoura, Alma Al-Shaab, Al-Dhahira y Aita Al-Shaab.
El 7 de octubre, el movimiento Hamas lanzó un ataque sorpresa contra Israel y a pocas horas de la Operación Diluvio de Al-Aqsa sumaron el apoyo de la Yihad Islámica y los Frentes Popular y Democrático para la Liberación con todas sus brigadas militares.
Desde el primer momento de la batalla, Hizbulah reafirmó su compromiso con la liberación de la tierra libanesa ocupada y la solidaridad con la resistencia y el pueblo palestino.
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