El Ministerio de Asuntos Exteriores y Emigrantes criticó “la expansión diaria del genocidio y la limpieza étnica” en ese territorio, donde viven 2,3 millones de personas.
Los ataques contra hospitales, refugios y escuelas que albergan a decenas de miles de civiles desplazados por la fuerza, y así como la continua destrucción de viviendas eleva a cada momento el número de mártires y heridos, incluidos niños y mujeres, alertó.
También rechazó las violaciones y los crímenes cometidos por las fuerzas de seguridad y los colonos israelíes en Cisjordania, donde crece la tensión ante la ola de bombardeos contra la Franja.
Ante esa situación, cuestionó a gran parte de la comunidad internacional por sus “posiciones tímidas, que no exceden el círculo de diagnosticar una catástrofe humanitaria” en los territorios ocupados.
Solo advierten de sus dimensiones o expresan preocupación por las muertes, destacó la cartera.
El mundo debe asumir sus responsabilidades jurídicas y morales, como estipula la Carta de la ONU, ante la campaña para eliminar a nuestro pueblo en el enclave costero, afirmó la Cancillería.
Al respecto, reclamó la protección de los civiles como preludio para permitirle a los palestinos ejercer su derecho a la libre determinación, que incluya la creación de un Estado independiente con Jerusalén Este como su capital.
También exhortó a todos los países a revisar sus relaciones con Israel y ejercer una presión real para obligarlo a finalizar su guerra.
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