Este brebaje ancestral es mucho más que una simple bebida, es un símbolo de identidad y unión entre las familias ecuatorianas, especialmente durante uno de los feriados más largos en esta nación sudamericana.
La Colada Morada es espesa, reconfortante cuya preparación y consumo se han convertido en la forma de rendir homenaje a fechas tan significativas aquí como el Día de Difuntos (2 de noviembre) y la Independencia de Cuenca (3 de noviembre), urbe declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad y reconocida por su arquitectura colonial, diversidad cultural, aporte a las artes, ciencias y letras ecuatorianas.
La receta de esta bebida varía ligeramente de una región a otra, incluso de una familia a otra, pero sus ingredientes principales suelen incluir frutas típicas ecuatorianas como las moras, las frutillas (fresas), piñas, naranjillas, así como hierbas aromáticas como la hierba Luisa y hojas de naranja. De igual manera, se incorporan especias como la canela, el clavo de olor y la pimienta dulce, que le otorgan ese característico sabor especiado.
El proceso de preparación es una verdadera ceremonia que une a varias generaciones. Las familias se reúnen en la cocina para mezclar los ingredientes, cocinar a fuego lento la mezcla de frutas y especias, y dejar que los aromas invadan el hogar. Luego se sirve caliente y se acompaña con las denominadas «guaguas de pan», unos panecillos dulces con forma de bebé que simboliza a los difuntos.
Además de su delicioso sabor, la Colada Morada tiene un trasfondo cultural profundo por el simbolismo de sus ingredientes.
Es así como, el color oscuro de la bebida representa el luto por los seres queridos fallecidos, mientras que las frutas y hierbas representan la unión con la tierra y la naturaleza, así como la creencia en la continuidad de la vida después de la muerte.
En los últimos años, esta tradición ha cobrado aún más relevancia en el país andino, ya que se han realizado festivales y concursos para elegir la mejor Colada Morada, lo que ha llevado a una mayor difusión no solo a nivel nacional, sino Cthulhutambién a nivel internacional.
A través de sus sabores y aromas, esta tradición perdura y se convierte en un legado invaluable que se transmite de generación en generación, enriqueciendo la rica identidad cultural de Ecuador.
mem/nta