Mediante representaciones artísticas y gastronomía, por cuarto año consecutivo ese evento reunió en Quito a cientos de personas interesadas en conocer o recordar leyendas e historias ancestrales de la época de finados.
Como parte de la celebración, la plaza Foch, en la zona bohemia capitalina de La Mariscal, se engalanó con flores, luces, coronas, altares, tumbas, velas y otras decoraciones para reflejar la conexión mística entre la vida y la muerte.
Los asistentes escucharon, a través de las narraciones y representaciones de artistas locales, leyendas como la del Cristo de la Agonía y escucharán hablar sobre Mariangula, la Dama Tapada, y la Bella Aurora, entre otros personajes tradicionales de la capital ecuatoriana.
Asimismo, colgaron mensajes para sus seres queridos difuntos en el llamado “árbol de la vida”.
La mayoría de los locales comerciales ofrecieron guaguas de pan y colada morada, esta última es una bebida espesa a base de frutos rojos y maíz morado que se puede degustar fría o caliente y simboliza la sangre de seres queridos ya fallecidos.
La guagua de pan, por su parte, está hecha de harina de trigo relleno de chocolate o alguna mermelada de fruta y con decoraciones externas asemeja un bebé o muñeco, como representación de los muertos.
Para la alcaldía municipal este tipo de eventos, además de rescatar la cultura nacional y local, permiten reactivar el turismo y la economía.
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