“Si queremos abordar el conflicto en el Oriente Próximo, es necesario que nos reunamos en torno a objetivos de paz para exigir claramente un alto el fuego y la liberación de los rehenes, en lo que debemos trabajar sin descanso”, subrayó en un comunicado.
El presidente del Senado, Gérard Larcher (Los Republicanos), y la presidenta de la Asamblea Nacional, Yaël Braun-Pivet, del gobernante Renacimiento, convocaron a la marcha para el domingo, a la que se sumará la extrema derecha, en particular Agrupación Nacional, liderada por la diputada Marine Le Pen.
De acuerdo con LFI, la lucha contra el antisemitismo y contra todas las formas de racismo es impracticable al lado de un partido “cuyos orígenes se encuentran en la colaboración con el nazismo.
No olvidamos que el presidente de Agrupación Nacional, Jordan Bardella, declaró hace tres días que Jean-Marie Le Pen –el fundador del partido original- no era antisemita, aunque fue condenado por negacionismo (del holocausto), precisó.
Según el gobierno, desde la escalada del conflicto en el Oriente Próximo el 7 de octubre, tras el letal ataque de Hamas y la indiscriminada represalia de Israel contra la Franja de Gaza, han aumentado en Francia los actos hostiles hacia los judíos.
Los insumimos llamaron a poner fin a la profunda división del pueblo francés, de la que acusaron a “propagandistas” de promoverla.
“Nuestro país necesita iniciativas que unifiquen a nuestro pueblo. Necesita luchar contra todas las formas de racismo y antisemitismo”, insistieron.
La víspera, el líder de LFI, Jean-Luc Mélenchon, había expresado en las redes sociales su rechazo a la marcha del domingo, considerando que no busca un alto el fuego y que reunirá a “los amigos incondicionales de la masacre”, en alusión a los crímenes de Israel en Gaza.
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