El también subsecretario general pidió la protección de los civiles «dondequiera que estén» ante la intensa ofensiva de Israel y reiteró su preocupación por el desplazamiento de cientos de miles de palestinos del norte al sur del enclave a las llamadas zonas seguras, donde de hecho su seguridad no estaba garantizada.
Durante la Conferencia Internacional Humanitaria convocada por el presidente de Francia, Emmanuel Macron, Griffiths pidió acceso sin obstáculos a los envíos de ayuda para llevar alimentos, agua, suministros médicos y combustible a los habitantes de la Franja.
Por su parte, el jefe de la agencia de la ONU para los refugiados palestinos (Unrwa), Philippe Lazzarini, calificó como desgarradora la situación de los niños en el territorio, a quienes vio la semana pasada «suplicando por una un trozo de pan y un sorbo de agua”.
El desplazamiento masivo ha provocado un grave hacinamiento en los refugios y barrios enteros han quedado reducidos a escombros, advirtió el funcionario.
«Limitar severamente los alimentos, el agua y las medicinas es un castigo colectivo», remarcó Lazzarini al recordar que esto constituye una violación del derecho internacional.
Ambos funcinarios de la ONU reclamaron la apertura de cruces fronterizos adicionales para la ayuda, incluido Kerem Shalom en el límite con Israel, ya que el volumen de asistencia que llega a través de Rafah desde Egipto sigue siendo insuficiente.
El titular de la Unrwa recordó que 99 de sus colegas fueron asesinados en Gaza, lo que representa el mayor número de trabajadores humanitarios de la ONU muertos en un conflicto en tan poco tiempo.
Estos, agregó, se encuentran entre las cerca de 11 mil muertes desde el comienzo de la guerra, según el Ministerio de Salud de Gaza.
Más de 700 mil personas desplazadas viven en condiciones degradantes en 150 escuelas y edificios de la Agencia para refugiados palestinos en toda la Franja.
«Nuestros refugios están superpoblados, con poca comida, agua o privacidad», insistió.
De acuerdo con datos de la ONU, desde que estallaron las hostilidades el 7 de octubre más de 26 mil palestinos fueron heridos y más de dos mil permanecen desaparecidos.
El 65 por ciento de la población en el enclave se vio obligada a abandonar sus hogares y el 45 por ciento de las viviendas sufrieron daños por los bombardeos de Israel.
En tanto, los ataques contra las instalaciones de salud se estiman en 120 y 45 ambulancias resultaron afectadas.
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