Debido a la acumulación de residuos, la falta total de agua y el hacinamiento masivo provocado por el desplazamiento de la población comenzaron los brotes de enfermedades en esa localidad, denunció en una entrevista con la televisora Al Jazeera.
Con un área de menos de tres kilómetros cuadrados y 30 mil habitantes Maghazi es el más pequeño de los ocho campamentos de refugiados en el enclave, aunque ahora acoge a unas 90 mil personas.
Tenemos siete pozos de agua, dos de los cuales fueron atacados por Israel, los cinco restantes no pueden ser operados por la falta de combustible, subrayó.
Además de la propagación de enfermedades, alertó, nuestra gente se enfrenta a la posibilidad de morir de hambre porque carecemos de un suministro continuo de alimentos.
Aunque colocamos residuos en áreas remotas en las afueras del campamento, esos espacios están llenos y por tanto los insectos y las epidemias comenzaron a propagarse, apuntó.
Narró como recibieron un camión de harina hace pocos días de forma casi milagrosa.
Un vehículo cargado de harina, de una agencia de la ONU, se dirigía a la norteña ciudad de Gaza cuando fue atacado por un tanque, el conductor se negó a continuar el viaje y el organismo decidió distribuir el producto en Maghazi, contó.
Al-Ghamri denunció que una bomba israelí destruyó el 26 de octubre la única panadería del lugar.
Precisamente, la televisora qatarí destacó que esa localidad fue bombardeada varias veces por aviones en las últimas semanas.
Con el hacinamiento, las personas desplazadas se enfrentan a desafíos cada vez mayores, incluida la propagación de enfermedades como la viruela y la sarna, y la falta de acceso a recursos esenciales como agua, alimentos y artículos de primera necesidad para los niños, incluidos pañales y leche, resaltó.
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