Su significado es “inundación navideña de libros”, en la cual se regalan muchos ejemplares en fin de año para ir a la cama y terminar la noche leyendo.
Los islandeses disfrutan cada año de este evento como una de las costumbres más bonitas e interesantes relacionadas con el mundo literario, en particular, con obras de miles de autores.
Pero dentro de esta festividad también entra la tradición de ponerse a leer los textos casi inmediatamente después de haberlos recibido, pues quienes viven en esta fría nación insular nórdica expresan (como muchos en la tierra) que el mejor regalo es un libro, volcándose a esta práctica en su mayoría.
Según encuestas, el 63 por ciento de los islandeses recibe, al menos, un libro como obsequio, y de ese porcentaje la mitad obtuvo dos, tres o más.
El 93 por ciento de los que residen en este gélido paraje compra por lo menos un libro al año, por tanto, se considera a Islandia el país más lector del planeta. Buscan más libros y gastan menos en otros objetos.
La capital, Reikiavik, fue nombrada por la Unesco como «la ciudad de la literatura».
Son tan adictos a los libros que hasta se instalaron códigos QR y con esta norma sus habitantes pueden descargar libros electrónicos.
Una encuesta de 2014 reveló los altos índices de lectura per cápita en Islandia, consiguiendo cifras altas, como un poco más del 18 por ciento que leyó entre uno y dos libros; el 20.1 por ciento entre seis y siete ejemplares, mientras, el 11.8 por ciento superó los 21 volúmenes.
Otra curiosidad de los lectores islandeses es que de cada 100 habitantes, al menos 10 escribirán un libro en su vida.
Islandia apenas tiene poco más de 364 mil habitantes, pero cuenta con 83 bibliotecas, quiere decir, una por cada cuatro mil 385 residentes aproximadamente.
Se trata de un país con alto nivel de educación, se dice «entre los mas respetables del planeta», debido a su gran cultura adquirida por la lectura.
Islandia también destaca por sus auroras boreales, sus playas de arena negra, sus paradisíacos paisajes con aguas termales, sin embargo, el hábito de leer supera sus lindos paisajes.
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