En palabras a los fieles y peregrinos presentes en la Plaza de San Pedro, pronunciadas tras concluir en horas del mediodía su dominical rezo del Ángelus, el Sumo Pontífice manifestó desde la ventana de su estudio en el Palacio Apostólico Vaticano que “todos los días pensamos en la gravísima situación” en esa región.
“En Gaza, se debe ayudar de inmediato a los heridos, se debe proteger a los civiles y se debe entregar mucha más ayuda humanitaria a esa población exhausta” dijo el Papa, a la vez que exhortó a no perder la esperanza” y llamó a orar y trabajar incansablemente “para que el sentido de humanidad prevalezca sobre la dureza de los corazones”.
El viernes último el embajador palestino en Naciones Unidas, Riyad Mansour, pidió al Consejo de Seguridad de ese organismo que actúe lo antes posible para detener la masacre de Israel contra su pueblo en la Franja de Gaza.
Los hospitales se han convertido en el principal objetivo de los israelíes; están asediados y sus alrededores bombardeados, denunció, y aseveró que “nos quieren fuera de nuestro país, fuera de nuestra tierra”, donde ya murieron casi 10 mil 500 personas como consecuencia de los ataques.
“Las únicas opciones que Israel nos da son someternos, irnos o morir, o en términos legales internacionales, apartheid, limpieza étnica o genocidio”, expresó el diplomático.
El pasado 5 de noviembre Francisco reiteró su llamado al cese al fuego en el conflicto israelí-palestino, que demandó desde los primeros momentos, tras el inicio un mes antes de la nueva escalada de enfrentamientos.
“Por favor, deténganse, en nombre de Dios: ¡cesen el fuego! Espero que se sigan todos los caminos para evitar por completo una escalada del conflicto, se pueda ayudar a los heridos y la ayuda llegue a la población de Gaza, donde la situación humanitaria es muy grave», expresó en esa ocasión el Papa.
El Pontífice sostiene que como vía para una solución del conflicto entre Israel y Palestina el Vaticano apoya la establecida en los acuerdos de Oslo de 1993 para una solución permanente, con la fórmula “dos Estados bien limitados y Jerusalén con un estatuto especial”.
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