En realidad, eran esperados los desencuentros de los líderes de las organizaciones políticas más importantes de España, el socialista del PSOE de Sánchez, y el conservador Partido Popular (PP) de Núñez Feijóo.
Del plano internacional, el actual jefe del Ejecutivo, que busca su reelección en los debates de dos días en el Congreso de Diputados, prometió el reconocimiento al Estado de Palestina como vehículo para ayudar a la pacificación del conflicto con Israel.
Sin embargo, la afirmación pasó casi desapercibida ante el intercambio de descalificaciones de uno y otro bando, con la esperanza tímida del PP y sus aliados de la ultraderecha de Vox de impedir que Sánchez consiga conservar su permanencia en el Palacio de la Moncloa.
Con los alrededores de la sede parlamentaria custodiados por unos mil 600 agentes del orden y dispositivos de todo tipo de seguridad, la jornada arrancó con las palabras de Sánchez a las que siguieron las de Núñez Feijóo, sin tregua en ninguno de los casos contra cada adversario.
El gobernante defendió la plena legitimidad de su investidura, que valoró como una suerte de muro de democracia, progreso y convivencia frente a las actitudes ‘reaccionarias y retrógradas’ del PP y Vox.
Empleó poco más de hora y media de discurso para mostrar músculo en los programas económicos de los próximos cuatro años, congratulándose de los promisorios guarismos para España este año refrendados por la Unión Europea (UE).
Del tema más sensible de sus palabras, justificó la amnistía a dirigentes del llamado ‘procés’ independentista de Cataluña por “el interés de España”, en defensa de la concordia y la estabilidad futura de esa comunidad autónoma.
En ese sentido, apostilló que siempre actuará dentro del marco de la Constitución y que la amnistía se aprobará ‘con luz y taquígrafos’.
Deslizó la “deriva trumpista” de Vox” al que conminó al PP a no apoyarlo y que sí actúe como un partido de Estado como corresponde en democracia.
Los acuerdos de los socialistas del PSOE con Junts y Esquerra Republicana de Cataluña, permitirían a Sánchez obtener el apoyo de 179 diputados de los 350 que componen el Parlamento, tres escaños más de los requeridos para hacerse del poder.
Sánchez cuenta además con la mayoría absoluta gracias también al espaldarazo de la coalición Sumar; PNV y EH Bildu del País Vasco; BNG de Galicia; y Coalición Canaria.
Por su parte, Feijóo, acusó a Sánchez de “corrupción política” y frivolidad extrema con falta de ética, en especial después de escuchar los ataques del líder socialista al PP y a sus dirigentes regionales.
Consideró que es falso que su rival tenga detrás una mayoría, “porque lo que se trae hoy a la Cámara no se votó en las urnas”.
Subrayó asimismo que la investidura (de Sánchez) ‘nace de un fraude’, en alusión a la ley de amnistía.
‘Llega investido a esta Cámara desde Waterloo’, sentenció en referencia al pacto del PSOE con el mandamás de Junts, Carles Puigdemont, quien se encuentra prófugo de la justifica desde 2017 en esa urbe belga.
‘Tomar decisiones contra el interés general a cambio de beneficios personales es corrupción política’, recalcó Feijóo en su réplica.
En los comicios del pasado 23 de julio, el conservador Partido Popular (PP) alcanzó 136 diputados en el Congreso y el Partido Socialista, 122, pero ninguno de los dos podía aspirar al poder sin alianzas.
La casi inminente reelección de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno esta semana, marcará apenas un punto de partida hacia lo que se vaticina será tal vez la etapa más compleja de la democracia española.
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