Erdogan organizó la cumbre «Un corazón para Palestina», con la confluencia de otras esposas de líderes mundiales, como parte de los esfuerzos de Ankara destinados poner fin a la guerra israelí en la Franja de Gaza, asediada desde el 7 de octubre último.
Durante el discurso de apertura de este encuentro, subrayó que Tel Aviv, mediante sus acciones en esa zona, será recordado junto con «la crueldad que quiso destruir a los judíos», en una evocación al episodio histórico conocido como holocausto.
Sumado a ello, preguntó qué diferencia existe entre el ataque contra la ciudad japonesa de Hiroshima, en 1945, y Gaza, en alusión al volumen de bombas lanzadas desde hace 40 días sobre el enclave palestino.
Cuestionó, asimismo, qué espera «la conciencia mundial» para exigir la detención de la lluvia de misiles, pues a su juicio «la superficie se ha convertido en un infierno y el subsuelo, en una necrópolis de niños».
«¿Quién puede sentirse realmente seguro en un orden construido sobre tal destrucción?», indagó la primera dama e interpeló a Israel y a los cinco miembros permanentes de la ONU: «¿qué umbral crítico de muerte esperan para detener esta ferocidad?».
En su consideración, lo que sucede en Gaza resulta «la era de la vergüenza», por ello, aseguró, «nunca nos rendiremos ante esta oscuridad que discrimina una vida de otra».
En este sentido, invitó a las esposas de todos los jefes de Estado a ser la voz de los asesinados en Gaza y de aquellos con voces reprimidas y silenciadas durante esta matanza masiva.
Emine reiteró el llamado al alto el fuego inmediato, paz y ayuda humanitaria, y subrayó que eso «no es una guerra, son los fuertes explotando a los débiles».
En sus palabras, Erdogan refirió que le deben un futuro a la juventud de Gaza, adecuado a la dignidad humana, por eso «es el momento de establecer la tan esperada paz prometida por la solución de dos Estados».
Eso incluye, según la primera dama, un territorio palestino totalmente independiente con Jerusalén como capital y la preservación de su integridad, sumado a ello, el cese de la injusta ocupación de Palestina por Israel y la devolución de las tierras.
«Gaza debe reconstruirse a partir de sus ruinas para ofrecer un futuro brillante a sus niños (…) Las madres deberían besar a sus hijos para que duerman, no para llevarlos a la tumba», afirmó.
Asimismo, recomendó el establecimiento de un fondo dentro de organizaciones internacionales como la ONU y la Organización de Cooperación Islámica para la revitalización de escuelas, parques y hospitales destruidos por Israel.
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