Ese país tiene la obligación de permitir la entrada de agua potable y combustible al enclave para activar la red de suministro del líquido y las plantas desalinizadoras, advirtió Pedro Arrojo-Agudo, relator especial de la ONU sobre los derechos humanos al agua potable y al saneamiento.
Cada hora que pasa sin suministros es una flagrante violación del derecho internacional, y pone a los habitantes de Gaza en riesgo de morir de sed y enfermedades relacionadas, denunció.
Arrojo-Agudo alertó que el impacto en la salud pública y la higiene será inimaginable y podría resultar en más muertes de civiles.
Quiero recordarle a Israel que impedir conscientemente la entrada a ese enclave de agua viola el derecho internacional humanitario, recalcó.
El experto alertó que, como es habitual, las mujeres y los niños, en especial aquellos con menos de cinco años, serán los primeros afectados por la crisis del líquido y saneamiento.
“Estas víctimas de la guerra, a menudo invisibles, son prevenibles, e Israel debe prevenirlas (…) debe dejar de usar el agua como arma de guerra”, afirmó.
Los gazatíes ya sufren deshidratación y enfermedades transmitidas por el consumo de agua salada y contaminada de fuentes inseguras, subrayó.
Según el experto, “junto con el desplazamiento masivo de miles de personas en los últimos días, este es el escenario perfecto para una epidemia que solo castigará a inocentes”.
Las muertes de niños por sed y enfermedades son menos visibles y más silenciosas que las causadas por las bombas, pero son igual o más letales, aseguró.
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