Las grandes desigualdades que existen entre quienes viven en grandes urbes y los que habitan zonas rurales crecieron en materia de energía, según mostraron los resultados de la encuesta de Ifop realizada por encargo de la empresa Hellio, coincidiendo con el Congreso de Alcaldes franceses.
Así, el 91 por ciento de los residentes en el medio rural se mostraron preocupados por los precios del gas y la electricidad de cara al próximo invierno, la media nacional es 17 puntos más baja, y ello se debe principalmente a una “preocupación generalizada” debido al fin del blindaje tarifario decidido por el gobierno, explicó el responsable de la encuesta, Pierre Maillard.
Los datos publicados mostraron que el 44 por ciento de los hogares rurales se calientan con gasóleo y gases licuados como el propano y el butano, combustibles fósiles no sólo perjudiciales para el clima sino muy expuestos al alza de precios en los mercados mayoristas, lo que provoca que algo más de la mitad de los residentes (54 por ciento) hayan renunciado a usar la calefacción por falta de dinero.
Los hogares rurales están más expuestos a la subida de los precios de la energía debido al tamaño y al mal aislamiento de sus viviendas, una cuarta parte de las cuales se construyeron antes de 1918, por lo que la clasificación de eficiencia energética es mucho peor que la media registrada a nivel nacional.
A esta situación se añade el hecho de que “en las zonas rurales hay verdaderas dificultades para acceder a las ayudas. Más que en otros sitios. Tenemos un problema de distancia de la institución”, explicó la vicepresidenta de la Association des alcaldes rurales de Francia, Fanny Lacroix, responsable de la transición ecológica.
Al tiempo existe un agravante en la denominada “brecha digital”, peores infraestructuras de telecomunicaciones debido a la orografía y mayor dificultad en el uso de las tecnologías, pues cuatro de cada 10 residentes tenían 60 años o más en 2018, frente al 26 por ciento a nivel nacional.
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