“La gente en este país tiene amnesia. Estados Unidos está avergonzando, en lo personal haré ayuno, pero sí doy gracias todos los días por estar viva”, expresó la doctora Rosemarie Mealy al comentar a Prensa Latina sobre la fecha.
“En esta casa- dijo- no hay celebración, nosotros lloramos con los indígenas. Lloramos también por ese pueblo palestino masacrado. ¿Dónde está Dios para detener esto?”, subrayó.
Cada año los nativoamericanos organizan la observación de una celebración diferente el cuarto jueves de noviembre.
Para este jueves irán hasta Cole’s Hill, una elevación con vista a la Roca de Plymouth, Massachusetts, que indica el punto por donde arribaron los colonos.
Se espera que suenen tambores y haya rezos en la condena a lo que consideran el sistema injusto basado en el racismo, el colonialismo, el sexismo, la homofobia y la destrucción de la Tierra impulsada por el lucro”.
La observancia solemne del Día Nacional de Luto -establecida desde 1970- es el reverso del Día de Acción de Gracias que se celebra en Estados Unidos y honra los ancestros indígenas y la resiliencia de esos pueblos.
Otros recuerdan el origen colonialista de la fiesta, descartan comer el tradicional pavo y deciden reunirse con amigos, que son, al final, la familia que se escoge.
Sin dudas, existen opiniones diversas, pero la tradición prevalece y en esa línea los mercados son los más favorecidos por la avalancha de compras que genera el Thanksgiving Day.
La Federación Nacional del Pavo dijo que cada año se sacrifican unos 46 millones de pavos con motivo de este feriado federal y las familias gastan, como promedio, 6,12 dólares por comensal, a tono con la Federación Estadounidense de Oficinas Agrícolas.
A estas cifras, que suponen un descenso del 4,5 por ciento sobre los precios récord en 2022, se suma la fiebre del descuento en los establecimientos comerciales en el denominado “Black Friday” (Viernes Negro).
Las ventas del Viernes Negro -que abren la temporada de compra hasta Navidad- le siguen al Día de Acción de Gracias a la fiesta para dar la última estocada a los bolsillos de los ciudadanos.
“Es ola consumista”, apuntó otra fuente a Prensa Latina al recordar que aunque la celebración se salió del ámbito religioso original, en realidad habría “que reflexionar más sobre el genocidio que cometieron los peregrinos y colonos europeos” a partir de 1620-1621 que data el origen del festejo.
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