De acuerdo con el Ministerio de Relaciones Exteriores, el país norteamericano «ha puesto en peligro repetidamente la cooperación entre las empresas chinas y otros países utilizando razones de seguridad injustificadas, lo cual es un acto de coerción económica».
El portavoz de la cancillería Wang Wenbin enfatizó que este accionar no encontrará apoyo ni conducirá a ninguna parte.
«Cuando los países relevantes exigen a la parte estadounidense que presente pruebas creíbles sobre las llamadas amenazas a la seguridad, se vuelve evasivo y vacila sobre el tema», agregó.
El vocero reiteró la oposición del gigante asiático a que Estados Unidos estire demasiado el concepto de seguridad nacional y convierta en armas las cuestiones económicas y comerciales para obstruir la inversión normal.
Estas acciones violan gravemente las normas internacionales y conmocionan la seguridad y la estabilidad de las cadenas industriales y de suministro mundiales, señaló Wang.
El portavoz hizo estas declaraciones a propósito de una reciente advertencia de la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA) sobre la cooperación internacional de una empresa de los Emiratos Árabes Unidos que involucra a algunas compañías chinas, incluida Huawei.
Beijing rechazó a principios de este mes las últimas sanciones de Washington contra empresas de este país y pidió a la nación norteamericana no abusar del poder estatal para reprimir al gigante asiático.
Las relaciones bilaterales se encuentran muy deterioradas debido a la guerra económica contra China, desacuerdos sobre el conflicto en Ucrania y Oriente Medio, y por la intromisión de Estados Unidos en asuntos internos, como el tema Taiwán.
Los presidentes Xi Jinping y Joe Biden sostuvieron recientemente un encuentro histórico en el que ambas partes expresaron su compromiso de avanzar hacia unos nexos más estables basados en la colaboración, el respeto mutuo y las ganancias compartidas.
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