La brutal reanudación de las hostilidades y su aterrador impacto sobre la población civil subrayan una vez más la necesidad de que cese la violencia y se encuentre una solución política basada en la única base viable a largo plazo: el pleno respeto de los derechos humanos de palestinos e israelíes, señaló el representante en un comunicado.
«Silencien las armas y vuelvan al diálogo: el sufrimiento infligido a los civiles es demasiado para soportarlo. Más violencia no es la respuesta. No traerá ni paz ni seguridad», afirmó Türk al lamentar el estancamiento de las negociaciones para continuar la pausa humanitaria de la semana pasada.
El alto comisionado advirtió que la reanudación e intensificación de las hostilidades, tras una tregua de siete días, puede provocar aún más muertes, enfermedades y destrucción de las que se han visto hasta ahora.
«Como resultado de la conducción de las hostilidades por parte de Israel y de sus órdenes para que la población abandone el norte y partes del sur, cientos de miles de personas están siendo confinadas en zonas cada vez más pequeñas en el sur de Gaza, sin saneamiento adecuado, acceso a alimentos suficientes, agua y suministros sanitarios, incluso mientras las bombas llueven a su alrededor», dijo.
Cientos de miles de personas permanecen en el norte de Gaza en riesgo de bombardeo y privadas de alimentos y otros artículos de primera necesidad, alertó.
Está terrible situación y las órdenes de evacuación hacia el sur, básicamente obliga a la gente a desplazarse, en lo que parece ser un intento de vaciar el norte de Gaza de palestinos, lamentó.
«El derecho internacional humanitario y las normas de derechos humanos dejan claro que la protección de los civiles es lo primero y que debe facilitarse el acceso humanitario rápido y sin trabas por todos los medios posibles para aliviar el sufrimiento de los civiles», insistió.
De acuerdo con el Ministerio de Sanidad de Gaza, cientos de pobladores del enclave han muerto por los bombardeos israelíes desde que se reanudaron las hostilidades el viernes.
Ese día, además, se bloqueó completamente la entrada de ayuda a Gaza a través del cruce de Rafah, y el sábado se restringió igualmente.
Como consecuencia, las ya limitadas operaciones de ayuda dentro de Gaza se detuvieron en gran medida, lo que provocó un nuevo colapso de los sobrecargados servicios esenciales.
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