Lanzada por el secretario general António Guterres el año pasado, la estrategia pretende proteger a todo el mundo en 2027 de los riesgos meteorológicos, hídricos o climáticos mediante sistemas de alerta temprana.
Al presentar nuevamente la urgencia de esos sistemas ante la actual crisis climática con fenómenos cada vez más extremos, precisó que se trata de un objetivo ambicioso, pero alcanzable, el cual demanda la cooperación y colaboración de todos como nunca antes.
Guterres también presentó un nuevo informe, elaborado por la Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres y la Organización Meteorológica Mundial (OMM), que muestra que se están protegiendo más vidas de los fenómenos meteorológicos extremos y de los peligrosos efectos del cambio climático, pero su ritmo de avance es insuficiente.
Hasta la fecha, 101 países han informado que cuentan con un sistema de alerta temprana, lo que supone un aumento de seis en comparación con el año pasado, y representa una duplicación de la cobertura desde 2015.
Sin embargo, precisa el informe, la mitad de las naciones del mundo aún no disponen de ese mecanismo ante la ocurrencia de peligros múltiples.
La directora de la Oficina para la Reducción del Riesgo de Desastres, Mami Mizutori afirmó que el progreso es alentador, pero no se puede ser complaciente.
Con un aumento del 80 por ciento en el número de personas afectadas por desastres desde 2015 y la mitad del mundo aún sin acceso a alertas tempranas, es imperativo actuar ahora para salvar vidas, medios de subsistencia y activos, aseveró la funcionaria.
«Las alertas tempranas son la fruta madura de la adaptación climática. No son un lujo, sino una necesidad», añadió el secretario general de la OMM, Petteri Taalas.
A pesar de los progresos reales refirió que los países de África, el Pacífico y América del Sur siguen con importantes lagunas para alcanzar el número mínimo de observaciones meteorológicas necesarias para impulsar la predicción.
oda/crc
