«Para obtener el biocombustible líquido, los científicos emplearon un subproducto de la pasta de papel conocido como talloil, aceites de camelina y colza, y de cocina usado”, destacó la investigadora jefa del proyecto, Elena Iváshkina.
Según la ingeniera, se estudiaron tres métodos para obtener el carburante alternativo: el craqueo catalítico, el proceso Fischer-Tropsch y el hidrocraqueo, con lo cual lograron sintetizar las primeras muestras del biocombustible.
La siguiente etapa, precisó, consiste en el desarrollo de catalizadores para obtener biocarburante con las propiedades físicas y químicas previstas.
Paralelamente, el equipo de investigadores desarrolla una base de datos usando inteligencia artificial para optimizar el proceso de obtención del biocombustible, y para simplificar la elección de los componentes, catalizadores y parámetros de nuevos carburantes a escala industrial, subrayó.
Por su parte, el físico de la UPT Dmitri Glushkov señaló que la industria requiere nuevas tecnologías de producción de biocombustibles que cuenten con un programa informático para gestionar los parámetros y optimizar el método de obtención de combustible para aviones a partir de recursos naturales o residuos orgánicos.
«Nuestro proyecto busca desarrollar códigos informáticos y módulos para gestionar los procesos de obtención y testeo de los nuevos compuestos obtenidos», dijo Glushkov.
El biocombustible de aviación tiene varias ventajas en comparación con el carburante tradicional que se obtiene del petróleo, una de las principales que disminuye la huella de carbono del transporte aéreo.
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