Su meteórico ascenso al pedestal de los elegidos en LaLiga española es impresionante, como también sus guarismos: 15 goles, 11 en el torneo nacional y 4 en la Champions League. Y estamos en diciembre, es decir, a sus 20 años de edad, apenas termina el primer tramo de competiciones de la temporada.
Vuelve a ser noticia, tras recibir anoche en Turín, Italia, el trofeo Golden Boy, concebido para el mejor jugador de Europa menor de 21 años por Tuttosport. Estuvo acompañado por su madre Denise, y también se acercaron su padre Mark y su hermano Job, quienes viven en Inglaterra.
El mediocampista de casi 1,90 metros y una potencia física impresionante llegó al Real Madrid con expectativas de convertirse en un jugador importante.
“No sabíamos que era tan bueno (…), lo tiene todo, se adaptó muy bien al vestuario, es disciplinado y pueda lo mismo defender con calidad, armar el ataque y anotar”, comentó el italiano Carlo Ancelotti, técnico de los merengues.
Su impacto es tan relevante como para hacer olvidar la salida del club del francés Karim Benzema, el Balón de Oro de 2022. Al margen de su excelente racha goleadora, muchos lo miran como un portento integral.
Dejó estampas en las canchas del corte de Diego Maradona, regates similares a los de Zinedine Zidane, potencia a lo Alfredo Di Stefano o integralidad como Johan Cryuff.
Es capaz de rematar desde el balcón del área, cabecea con efectividad y dispara con las dos piernas, algo también valorado en la selección nacional de Inglaterra.
Comenzó su carrera en el Birmingham City, donde se convirtió en el jugador más joven en debutar con el primer equipo a los 16 años y 38 días. Su impresionante rendimiento llamó la atención del Borussia Dortmund, que lo fichó en julio de 2020.
En poco tiempo generó tantas simpatías en los seguidores de la “casa blanca”, que le cantan el “Hey Jude” de los Beatles y Bellingham responde abriendo los brazos al estilo del Cristo del Corcovado, cuando mete un gol.
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