Con una sesión solemne este miércoles las autoridades recordarán el aniversario de Quito, urbe declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad en 1978 por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).
Desde finales de noviembre los quiteños festejan la fundación de la ciudad con una agenda de más de 200 eventos, entre ellos desfiles cívicos, conciertos y festivales tradicionales.
A su vez, por las calles circulan las conocidas «chivas”, autobuses o camiones convertidos en pistas de bailes móviles.
La música, tradicional o contemporánea, acompañada de gritos de “¡Qué viva Quito!” resultan constantes en estas plataformas rodantes, un poco ruidosas para quienes prefieren la tranquilidad y a veces caras, pero, aun así, muy disfrutadas por aquellos que gustan de la farra.
Las Fiestas de Quito no saben igual sin el tradicional canelazo, bebida preparada con aguardiente, azúcar o panela, anís estrellado y canela, que preferentemente se debe degustar caliente y en pequeños sorbos, según los locales.
La víspera tuvo lugar la tradicional serenata quiteña en la Plaza de la Independencia o Plaza Grande con la presencia del presidente de la República, Daniel Noboa, quien hasta bailó junto a los presentes con música típica de esta zona del país.
Para cerrar por todo lo alto los eventos dedicados a la urbe, este sábado 9 de diciembre tendrá lugar en el Estadio Olímpico Atahualpa el concierto del músico británico Roger Waters, quien se presentará como parte de su gira de despedida «This is not a drill».
A sus 489 años, Quito, construida en las faldas del volcán Pichincha a dos mil 850 metros sobre el nivel del mar, es reconocida por tener uno de los centros históricos coloniales mejor conservados de América Latina, aunque el crecimiento citadino implica desafíos, como la congestión vehicular.
Justamente para enfrentar la problemática quedó inaugurado la semana pasada el Metro de Quito, obra insigne de la capital que con sus 22 kilómetros de recorrido y 15 estaciones promete contribuir a mejorar la movilidad de quiteños y visitantes.
Cuenta la historia que el 6 de diciembre de 1534 el militar español Sebastián de Benalcázar fundó San Francisco de Quito en el corazón de los Andes, sobre las cenizas de un territorio inca incendiado para no dejar nada al arbitrio del conquistador.
La celebración para algunos constituye la reivindicación de un pensamiento colonialista, pero para la mayoría de los quiteños es el pretexto para festejar y recordar sus orígenes.
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