Durante la inauguración del evento, el alcalde quiteño Pabel Muñoz, resaltó cuestiones como la inseguridad, el desempleo y la pobreza en esa urbe, por lo que hizo un llamado a la gobernabilidad para lograr un gran acuerdo nacional que permita atacar estas problemáticas, dijo.
Entretanto, el presidente del Legislativo, Henry Kronfle, coincidió con Muñoz y reiteró que, sin seguridad jurídica, política y ciudadana no hay inversión y no se puede generar empleo.
Desde finales de noviembre, los quiteños festejan la fundación de la ciudad con una agenda de más de 200 eventos, entre ellos desfiles cívicos, conciertos y festivales tradicionales.
A su vez, por las calles circulan las conocidas «chivas”, autobuses o camiones convertidos en pistas de bailes móviles.
La música, tradicional o contemporánea, acompañada de gritos de “¡Qué viva Quito!” resultan constantes en estas plataformas rodantes, un poco ruidosas para quienes prefieren la tranquilidad y a veces caras, pero, aun así, muy disfrutadas por aquellos que gustan de la farra.
A sus 489 años, Quito, construida en las faldas del volcán Pichincha a dos mil 850 metros sobre el nivel del mar, es reconocida por tener uno de los centros históricos coloniales mejor conservados de América Latina, aunque el crecimiento citadino implica desafíos, como la congestión vehicular.
Justamente para enfrentar la problemática quedó inaugurado la semana pasada el Metro de Quito, obra insigne de la capital que con sus 22 kilómetros de recorrido y 15 estaciones promete contribuir a mejorar la movilidad de quiteños y visitantes.
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