“Los fenómenos meteorológicos extremos, como las olas de calor y las inundaciones, repercuten directamente en la transmisión y la carga de la enfermedad”, subraya un informe de la OMS.
En 2022 fueron registrados 249 millones individuos con la dolencia, precisó el documento del organismo internacional.
Las variaciones de la temperatura, humedad y precipitaciones pueden condicionar el comportamiento y la capacidad de supervivencia del mosquito anófeles, portador del paludismo,subraya el texto.
El cambio climático dificulta el avance de la lucha contra el paludismo, sobre todo en las regiones vulnerables.
«Ahora más que nunca, se necesitan respuestas sostenibles y resilientes contra el paludismo, que estén combinadas con actuaciones urgentes para frenar el ritmo del calentamiento global y reducir sus efectos”, afirmó el director general de la OMS, Tedros Adhanom.
El líder del organismo sanitario internacional llamó a un mayor compromiso político e incremento de recursos para detener las cifras que van en ascenso.
La malaria constituye un riesgo biológico, justamente ahora cuando el parásito Plasmodium causante del paludismo está volviéndose resistente a algunos fármacos tradicionales,alertó Adhanom.
Esta es una enfermedad potencialmente mortal causada por parásitos que se transmiten al ser humano por la picadura de mosquitos hembra infectados del género Anopheles.
Los síntomas son variados: fiebre, escalofríos, sudoración y dolor de cabeza.
Además, el contagiado puede presentar náuseas, vómitos, tos, heces con sangre, dolores musculares, ictericia, defectos de la coagulación sanguínea, shock, insuficiencia renal o hepática, trastornos del sistema nervioso central y coma.
Actualmente no se cuenta con una vacuna eficaz contra la malaria, pero existen tratamientos que varían según el país donde se administren.
Según las autoridades sanitarias, una vía para detener el paludismo es el uso de insecticidas, mosquiteros y ropa adecuada para evitar las picaduras.
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