Por Germán Ferrás Álvarez
Corresponsal jefe de Prensa Latina en Rusia
El mandatario informó que se actuaba después de recibir una petición de ayuda de los líderes de las repúblicas populares de Donetsk y Lugansk, reconocidas por Rusia, 72 horas antes, y con el fin de terminar con el genocidio de los habitantes del Donbás.
Y si bien, el primer año de la contienda estuvo marcado por el rápido avance de las tropas rusas, que ocuparon gran cantidad de territorio, e incluso amenazaron a Kiev, la capital, por las conversaciones iniciales y la pérdida de dos provincias más por Ucrania, este segundo año ha sido el de la defensa de las posiciones.
Como se recuerda 2023, comenzó con la propuesta rusa de una tregua navideña ortodoxa, a la cual los ucranianos respondieron de forma negativa.
Más allá de buscar un entendimiento, las autoridades de Kiev apostaron por la continuidad de los enfrentamientos, motivados por la retirada rusa de la orilla occidental de la provincia de Jersón y avances en la región de Járkov e imbuidos por la maquinaria de guerra occidental de que podían propinarle una derrota estratégica a Rusia . Las donaciones de armamento occidental que, una y otra vez traspasaron las líneas rojas trazadas por Moscú, unido a la preparación del personal militar de Kiev en campos de entrenamientos de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), crearon una falsa imagen en ideólogos y militares ucranianos sobre una posibilidad de derrotar a Rusia.
Además, desde el mismo inicio del año se comenzó a especular sobre una contraofensiva de Ucrania para recuperar un terreno que, desde septiembre del 2022, pertenece a Rusia tras los referendos de adhesión.
LA BATALLA DE ARTIOMOVSK
Unos de los principales enclaves de Ucrania en el Donbás, era Artiomovsk (llamado Bajmut por los ucranianos), que junto con Avdiivka, Marinka, Seversk y Yasov Yar eran puntos que fortificaron por espacio de más de ocho años desde que comenzaron los enfrentamientos en la primavera de 2014.
Previa a la llamada contraofensiva, Rusia y, en específico, las unidades del grupo armado Wagner, iniciaron el asalto a Artiomovsk, y empantanaron las mejores unidades del ejército ucraniano.
Fueron combates de casa por casa, calle por calle, que llevaron a que esta ciudad fuera denominada la picadora de carne por las pérdidas que sufrieron los mejores batallones de Kiev.
Tras varios meses de enfrentamiento, las unidades rusas expulsaron a los ucranianos del enclave, justo cuando se cumplía un año de la liberación de la ciudad de Mariupol, en el mar de Azov.
Para ambos bandos la toma o defensa de la localidad se convirtió en un asunto prioritario por el simbolismo que adquirió la localidad: para Rusia, la toma de la ciudad supuso su retorno al avance sobre Ucrania tras las contraofensivas de Kiev, Járkov y Jersón en las que Ucrania recuperó gran parte de territorio perdido.
Para Ucrania, conseguir que Rusia no ocupara la ciudad, sería un símbolo de la resistencia ucraniana y un mensaje a sus aliados de la necesidad de mantener el suministro constante de recursos y armas.
UNA FRACASADA CONTRAOFENSIVA
El fracaso de la llamada contraofensiva ucraniana puede igualarse en magnitud con su anuncio a bombo y platillo. La realidad es que desde que comenzó el 4 de junio, hasta que, a finales de noviembre, el jefe de las Fuerzas Armadas de Ucrania, Valery Zaluzhny, anunciara su fracaso, no cumplió ninguno de sus objetivos.
Tras seis meses de operaciones contra las fuerzas rusas se pueden descifrar tres frentes clave: el sureste (Zaporozhie y Donetsk), la zona de la ciudad de Artiomovsk y el noreste (Járkov, Donetsk y Lugansk).
Al sureste, el ejército ucraniano logró ocupar la aldea de Robotine, pero nunca superó las líneas de defensa rusa, pues las Fuerzas Armadas del gigante euroasiático, organizaron una efectiva defensa, con el uso de campos de minas y fortificaciones que frustraron el avance enemigo.
A las afueras de la ciudad de Artiomovsk, uno de los puntos más activos del conflicto, Ucrania intentó infructuosamente recuperar territorio al norte y al sur del enclave, y aunque en un principio logró avances, los fueron perdiendo con el paso de los días, y ya hoy están a la defensiva.
Al noreste, la situación en Járkov no experimentó cambios para las fuerzas ucranianas, e incluso se comenzó una ofensiva de las fuerzas rusas, que reforzaron su defensa y preparan acciones ofensivas que todos esperan para inicios del año 2024.
La contraofensiva perseguía amagar en Donetsk y Járkov y propinar el golpe principal en la zona de Zaporozhie con el fin de abrir una brecha en las líneas de defensa rusas, y cortar el corredor terrestre que une la Federación con la península de Crimea, y es justamente allí donde mayor ha sido el descalabro ucraniano.
Hace pocas jornadas el ministro de Defensa de Rusia, Sergei Shoigú, aseguró que las Fuerzas Armadas de Ucrania perdieron más de 125 mil militares en los últimos seis meses durante su tan anunciada contraofensiva, la cual Moscú dio por terminada hace ya varias semanas sin que Ucrania lograra su principal objetivo.
«La movilización total en Ucrania, el suministro de armas occidentales y la introducción de reservas estratégicas en la batalla por parte del comando ucraniano no cambiaron la situación en el campo de batalla», aseveró Shoigú.
Más allá del desastre militar que significó además la pérdida de más de 70 por ciento del armamento entregado por la OTAN a Kiev, se vislumbra un resquebrajamiento entre la dirección política y la militar de Ucrania.
Por un lado, el presidente Zelenski, habla de victorias y avances inexistentes y continúa exigiendo a occidente más armas y municiones, y por otro lado el jefe de las Fuerzas Armadas Zaluzhni, habla de que la contraofensiva no alcanzó sus objetivos y que es necesario pasar a fortalecer la defensa.
UN ENFRENTAMIENTO DE RUSIA CONTRA LA OTAN
La situación en torno a los acontecimientos de Ucrania, no es lo que trata de mostrar la prensa occidental poniendo a Ucrania como un país invadido que se defiende frente a una gran potencia, que además “no ha podido con la resistencia ucraniana”.
Para ser realistas, Ucrania tenía el mayor ejército de Europa después de Rusia, además llevaba años, bajo supervisión de la OTAN, preparándose y armándose, y ganando tiempo con Acuerdos que nunca cumplió.
Rusia, ha reiterado que no está en guerra con su vecino, por lo cual no ha empleado a fondo todo su potencial militar, sólo tiende a cumplir los objetivos de la operación militar especial.
Es cierto que este enfrentamiento podría haber terminado hace mucho, cuando todos pensaron que Ucrania avanzaría en las conversaciones con Rusia, pero los interese de la OTAN, y en primera instancia de Washington se lo impidieron.
En el momento actual, el tan bien preparado ejercito ucraniano y su técnica tanto la heredada de la Unión Soviética como la donada por occidente, no existen, en el terreno combatieron hasta las reservas preparadas en países occidentales con técnica suministrada por ellos mismos.
Es decir, que Rusia se enfrenta en Ucrania a la OTAN que a la vez ha trazado una política de hasta el “último ucraniano” en su afán de derrotar a Rusia, sin importarle para nada el destino de la nación eslava que usan como ariete contra Moscú.
Muy reciente durante la visita de Zelenski a Washington el propio presidente Joe Biden lo reconoció cuando dijo Estados Unidos cuenta con la victoria de Ucrania en el actual conflicto.
«Queremos que Ucrania gane la guerra», afirmó el mandatario estadounidense. «Como he dicho antes, la victoria significa que Ucrania es un Estado independiente que puede defenderse de nuevas agresiones. Este es nuestro objetivo», explicó Biden.
Por su parte, el mandatario ruso, Vladimir Putin, puntualizó que su país mantiene los objetivos con que inició la operación militar especial en Ucrania y que los mismos se cumplirán, algo que de hecho está en el subconsciente de la dirección rusa y de su población que confían en la victoria.
El mandatario ruso igualmente recalcó el peligro que para la seguridad de Rusia representaba la aspiración de los nacionalistas ucranianos de unirse a la OTAN.
Durante 30 años, de forma deliberada y paciente, tratamos de llegar a un acuerdo con los países de la OTAN sobre una seguridad equitativa e indivisible en Europa, dijo Putin, quien agregó que más allá de eso la alianza no cesó en sus intentos de expansión al este y cercar a Rusia.
A CASI DOS AÑOS DE CONFLICTO
A escasos dos meses de que el conflicto en Ucrania, la realidad es que el mismo ha generado en una guerra de posiciones, pero sobre todo de desgaste, donde todo apunta a un fortalecimiento de Rusia y de su complejo militar industrial, capaz de vencer en tecnología y eficacia a la OTAN en su conjunto.
Al respecto Putin, aseguró que los militares rusos que combaten en Ucrania “actúan con valentía” y destruyen “tanques y blindados enemigos”, incluidos los equipos suministrados por Occidente.
“El mito de la invulnerabilidad del armamento occidental se ha esfumado”, enfatizó el mandatario en una ceremonia en el Kremlin en la concedió títulos de Héroe de Rusia y condecoró a un grupo de militares y algunos civiles.
Al departir con los condecorados, Putin comunicó su decisión de presentarse a la reelección en los comicios presidenciales de marzo del próximo año, “Entiendo que ahora no puedo hacer otra cosa”, dijo el mandatario, con lo cual reafirmaba la política iniciada el 24 de febrero de 2022.
Entretanto, todos los expertos, reconocen que tras el agotamiento y fracaso de la contraofensiva terrestre lanzada por Ucrania el pasado mes de junio, Rusia ha comenzado a retomar la iniciativa en algunos sectores del frente.
Las autoridades ucranianas expresan preocupación por la falta de fondos y municiones de sus principales proveedores, que en realidad se percatan que seguir por ese camino es como echar agua en una canasta, e incluso ven la ayuda como un deseo personal del inquilino de la Casa blanca que tiene mucho en juego en Ucrania.
En los momentos actuales y repasando los resultados del conflicto en el 2023, y parodiando además una conocida frase podemos decir que, “el tiempo está a favor de Rusia”.
arc/gfa