Rousseau había declarado al diario Le Monde que «no daba lecciones de izquierda ni de moral a nadie», pero constató que «clínicamente no le era posible explicar este texto», en la misma línea otros cuatro ministros se reunieron la pasada noche para valorar su eventual dimisión.
Para Véran la aprobación de la ley no ha provocado “una rebelión ministerial”, si bien reconoció que “hay cosas en esta ley que no nos gustan, que no le gustan a una parte de la población”, si bien “eso no nos deshonra”, añadió.
Lo cierto es que existe una profunda división en las filas del gobierno, y hasta 59 diputados del grupo parlamentario votaron en contra o se abstuvieron ayer en la Asamblea Nacional, molestos además por el apoyo que la ultraderecha dio al texto de una ley que pretende facilitar las expulsiones de inmigrantes sin papeles y endurecer el acceso a la sanidad para los extranjeros.
Tanto conservadores como neofascistas saludaron hoy los resultados de la votación asegurando, respectivamente, que era «una victoria histórica de la derecha» según el jefe de Los Republicanos, Eric Ciotti; y “una victoria ideológica indiscutible” en palabras de la presidenta de Agrupación Nacional, Marine Le Pen.
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