De acuerdo con la Federación Ecuatoriana de Exportadores (Fedexpor), citada en el portal digital Primicias, dichos valores comprenden pérdidas de exportaciones y costos asociados.
«Las desconexiones eléctricas no han permitido un pleno funcionamiento de la cadena productiva, teniendo en cuenta factores como el hecho de que hubo complicaciones en la socialización y organización de horarios de racionamiento eléctrico», indicó la entidad.
Uno de los daños más severos, según el gremio, es la ruptura de la cadena de frío en productos que requieren enfriamiento y congelamiento para mantener sus cualidades de inocuidad y bioseguridad, como la industria camaronera.
Fedexpor también señaló que entre los costos asociados a los apagones está la disminución de los periodos de mantenimiento de maquinarias con conexión eléctrica.
Ecuador inició el pasado 27 de octubre una nueva etapa de apagones que se deben no solo a la sequía, sino a la falta de previsiones e inversiones para que el parque termoeléctrico respondiera a la situación climática, indican expertos y autoridades del nuevo Ejecutivo.
El Gobierno del presidente Daniel Noboa suspendió los racionamientos durante las festividades de fin de año por «la gestión técnica en el eficiente manejo de los embalses de las centrales hidroeléctricas», según dijo el 19 de diciembre la ministra de Energía Andrea Arrobo.
No obstante, los cortes eléctricos se retomarán a partir de enero de 2024.
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