Por ejemplo, la brecha salarial de género persiste indistintamente del nivel educativo que alcancen las mujeres, explicó la economista y catedrática de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA), Iliana Álvarez.
Datos de la Encuesta de Hogares y Propósitos Múltiples 2022 (EHPM) cita la persistencia todavía de desventajas para las féminas pese a estar mejor preparadas que sus contraparte masculina.
Del 100 por ciento de la población ocupada un 14.4 por ciento aprobó 13 o más años de estudios, un 18.1 por ciento de mujeres y un 13.5 los hombres, sin embargo, los varones obtienen salarios iguales o mayores.
Una media de salario sitúa a los hombres con incrementos hasta los 642.18 dólares, mientras las hembras solo alcanzan 582.98 en iguales condiciones y superior preparación.
Un informe del diario El Mundo, al abordar el tema, indicó que la brecha salarial entre hombres y mujeres a nivel general persiste en el mercado laboral por años. En 2021, llegó a 14.5 por ciento, su tasa más baja en la última década, pero no da tregua, según el último Análisis Socioeconómico publicado por la UCA.
Por otra parte más de la mitad de los trabajadores en el país reportan jornadas laborales anormales y un salario menor al mínimo.
El Análisis Socioeconómico encontró que las mujeres se dedican al trabajo no remunerado (tareas del hogar), además de atender un trabajo asalariado, sufren exclusión laboral y social.
Otro elemento que pasará a años próximos con posibilidad de incrementarse es que el 26 por ciento de los salvadoreños de 65 años o más sigue trabajando, en un país donde apenas uno de cada cuatro cotiza al sistema de pensiones y tiene asegurado su ingreso.
La causa fundamental de este problema que también afecta a muchas mujeres es que no tienen una cobertura de pensión o porque sus ingresos son insuficientes, aunque la cifra aquí es menor que la región de América Latina, donde el promedio de adultos trabajando es del 30 por ciento, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Las estadísticas señalan que El Salvador es el octavo país de la región con la tasa de participación laboral más alta de este grupo etario en un entorno donde se incluyen Panamá, Honduras, Paraguay y Guatemala con alta participación de adultos mayores trabajando.
Asimismo, el fenómeno del envejecimiento de la población reta la necesidad de políticas para favorecer la participación laboral de las mujeres y posponer la edad de retiro, señaló la OIT, en momentos en que las féminas en El Salvador reciben menos pensión por edad y bajos salarios.
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