La figura del expresidente Guillermo Lasso, que dejó el cargo el pasado 23 de noviembre con casi el 90 por ciento de rechazo popular, según encuestas, es una de las más solicitadas.
Los ecuatorianos los culpan de gran parte de los problemas que sufre el país actualmente, como el alza de la inseguridad, la crisis energética y el déficit fiscal.
El muñeco de Lasso en diferentes tamaños es uno de los más vendidos, confirmó a Prensa Latina una de las comerciantes de Quito que oferta en el Parque La Carolina, en el norte de la ciudad, cientos monigotes, hechos con papel, cartón y telas.
Los precios varían entre cinco y hasta 300 dólares, en dependencia del tamaño y la perfección, y para muchos son obras de arte con vida efímera.
También el actual mandatario, Daniel Noboa, está entre los más solicitados para formar parte de una costumbre que conjuga espíritu crítico y humor popular en este país, donde no solo queman lo malo, también echan al fuego algo destacado del año que concluye.
Según comentan, es una manera de cerrar ciclos y, además, constituye un momento para unir a familiares y amigos.
En el último día del año unos quemarán el “año viejo”, otros comerán 12 uvas a la medianoche, se vestirán con prendas amarillas, o quizás recorrerán el barrio con maletas para viajar.
De esa forma, pese a las disímiles problemáticas que enfrenta el país en lo político, lo económico y lo social, los ecuatorianos despedirán el año con fiestas y tradiciones, esperanzados de que 2024 sea mejor.
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