Por la celebración, desde hace varios días la Biblioteca Nacional José Martí, de La Habana, comparte en su portal (www.bnjm.cu) el vínculo a la colección Heredia del repositorio de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM), institución con la cual colabora de manera permanente.
Según el importante centro cultural cubano, esta relación es posible, sobre todo, gracias a la Dra. Onoria Cespedes, quien desde la ciudad de Toluca realiza una formidable labor en favor del mejor conocimiento de la vida y la obra de Heredia, información a la cual es posible acceder a través del enlace http://ri.uaemex.mx/handle/20.500.11799/57891.
Fallecido en Ciudad de México, el 7 de mayo de 1839, a causa de la tuberculosis, el intelectual cubano es considerado por muchos estudiosos como el primer poeta romántico de América y uno de los poetas más importantes de la lengua española.
Conocido como el «Cantor del Niágara», dejó una profunda y funcional huella universal en la poesía y el periodismo, la historia y la educación, la traducción y el teatro, la jurisprudencia y la política, a través de su obra y sus clases abiertas y transformadoras, aseguró la BNJM.
Hijo de José Francisco de Heredia y Mieses y María de la Merced Heredia y Campuzano-Polanco, siendo pequeño se trasladó con su familia a Santo Domingo, donde transcurrió gran parte de su niñez.
Su padre fue nombrado Oidor y Regente de la Real Audiencia de Caracas en 1810 y la familia se mudó a Venezuela y en 1818, de regreso en Cuba, comenzó sus estudios de Leyes en la Universidad de La Habana, que siguió al año siguiente en México.
Tras la muerte de su padre, en 1821 regresó a Cuba y dos años después de doctorarse en derecho se estableció como abogado en la central ciudad de Matanzas, tiempo en el que colaboró con distintos periódicos y dirigió el semanario La Biblioteca de las Damas.
A punto de publicar sus poesías en 1823, se vio envuelto en la Conspiración «Soles y Rayos de Bolívar» y tuvo que huir a Estados Unidos, donde en 1825 publica una primera edición.
Publicada en 1826, en Filadelfia, a Heredia se le atribuye con mayor certeza, la redacción de la novela histórica Jicoténcal, sobre la conquista de México, aunque se plantea que su autor pudo ser también Félix Mejías.
A pesar de su corta vida -murió con solo 35 años-, más allá de su amor a la poesía tuvo una vida prolifera, fue fiscal, juez de letras, abogado, catedrático, historiador, traductor, periodista, secretario, novelista histórico, soldado, dramaturgo, diputado y director del Instituto Literario del Estado de México.
En ese país, además, cumplió funciones como diputado en el Congreso en 1833 y ministro de la Audiencia.
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