El informe mostró que 44 mil 16 especies (dos mil más que en la anterior revisión) de las 157 mil 190 contabilizadas se encuentran en amenaza de desaparición, riesgo en el cual por primera vez, se incluyó una evaluación de peces de agua dulce, el impacto del comercio ilegal y la tala en la caoba.
De acuerdo con la UICN un 25 por ciento de las especies de peces de esos reservorios ven amenazada su supervivencia, es decir tres mil 86 familias, de las 14 mil 898 registradas.
La directora general de esa entidad, Grethel Aguilar destacó los fuertes vínculos entre la crisis climática y de biodiversidad, que deben abordarse de manera conjunta.
Las disminuciones de especies son un ejemplo de los estragos causados por el cambio climático, que tenemos el deber de detener con medidas urgentes y ambiciosas para mantener el calentamiento por debajo de 1´5 graos Celcius, precisó.
Al referirse a la actualización de la Lista Roja de la UICN, apuntó que muestra el poder de los esfuerzos de conservación coordinados a nivel local, nacional e internacional.
Historias de éxito como la del órix blanco destacan que la conservación funciona, y para garantizar resultados duraderos de esa acción se debe abordar con decisión las crisis interrelacionadas del clima y la biodiversidad, señaló la presidenta de la UICN Razan Al Mubarak.
Los peces de agua dulce representan más de la mitad de las especies conocidas en el mundo, en tanto los ecosistemas de esas fuentes hidrográficas constituyen sólo el uno por ciento de los hábitats acuáticos.
Además, es importante destacar que son esenciales para miles de millones de personas que dependen de los ecosistemas de agua dulce y de la pesca.
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