Un reciente estudio de la Organización Internacional del Trabajo de la región alerta que en 2023 la tasa regional de ocupación no alcanzó el 1,0 por ciento, la participación disminuyó a 62,3 en 2023 frente a 62,5 de 2022 para anotar una desocupación promedio del 6,5 por ciento.
Resalta la OIT Américas, la necesidad de prevenir la precarización laboral, al observarse en la mayoría de los países un crecimiento del empleo informal. Entre el tercer trimestre de 2020 y el segundo trimestre de 2023 en la mayoría de los países aumentó entre un 40 y 95 por ciento.
De tal modo a mediados de 2023 la tasa de informalidad promedio en los mercados laborales de la región se situó en un 48 por ciento. Sin embargo, en algunos países superó el 70 por ciento, apunta el texto Panorama Laboral.
A ello se suman los desafíos asociados a las transformaciones tecnológicas, pues el actual contexto requiere de habilidades digitales, y la formación profesional emerge como un elemento esencial para disminuir la brecha digital y de competencias entre los jóvenes.
Sobre este particular la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) presentó la investigación Automatización del trabajo y desafíos para la inclusión laboral en América Latina: estimaciones de riesgo mediante aprendizaje automático ajustadas a la región.
El estudio de la Cepal coincide en las inquietudes generadas por el acelerado avance tecnológico, dadas porque estas tecnologías pudieran reemplazar, parcial o completamente, las tareas y roles laborales tradicionalmente desempeñados por seres humanos.
Por ello, exhorta a examinar y comprender las implicaciones sociales, económicas y éticas de este proceso; posibles soluciones para aprovechar los beneficios asociados a la automatización de procesos productivos y mitigar los previsibles impactos negativos.
Aunque es una oportunidad de mejorar la productividad y condiciones de bienestar, precisa la Cepal, también es un riesgo en cuanto a estabilidad laboral.
La automatización afecta áreas de política laboral, educativa y de protección social, afirma.
Explica que uno de los retos es repensar la educación y adoptar una cultura de aprendizaje continuo, desarrollar y mejorar las habilidades, así como elaborar políticas anticipatorias que permitan una adaptación temprana.
Otro elemento, y poco abordado, son los referidos a la protección social, tanto en sus formas de prevención como de protección frente al desempleo producto de la automatización.
La reinserción laboral, continua, debe ser un aspecto incluido en esta configuración de políticas, y recordar que las pérdidas de trabajo puede afectar los sistemas de pensiones, por el aumento del riesgo de períodos de desocupación e inactividad que merman los aportes previsionales.
Una nueva reconfiguración podría permitir a América Latina aprovechar los múltiples beneficios del avance tecnológico de forma equitativa, y reducir los potenciales riesgos y costos que puedan surgir de este, concluye la Cepal.
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