Los patriotas incorporados a las luchas por la independencia –José Isidoro Armenteros, Fernando Hernández y Rafael Arcís- fueron inmolados en la Mano del Negro el 18 de agosto de 1851, donde se aplicaban las sentencias de muerte dictadas por la Comisión Militar.
Esta historia es parte de las desdichas de los esclavos explotados y vejados por los hacendados ibéricos y naturales asentados en la zona de Trinidad, en especial en el Valle de San Luis o de los Ingenios, al sur de la actual provincia de Cuba.
Según datos consultados, hacia 1827 en el Valle trabajaban unos 11 mil 700 esclavos en 56 trapiches (ingenios) que aportaban unas 640 mil arrobas de azúcar por zafra, cifra sin precedente para la época en el mundo.
Silvia Teresita ÁngelBello, destacada especialista y autora de varios títulos sobre Trinidad, explica en una investigación que estos tres patriotas fueron los organizadores, jefes de la Conspiración de 1851 contra la metrópoli española y precursores de la independencia de Cuba.
En el periodo de 1868 a 1895, relevante etapa por la liberación nacional de España, también fueron fusilados allí otros revolucionarios, esclavos rebeldes y naturales en la parte central del país.
El 13 de octubre de 1895, en la Mano del Negro fue asesinado el esclavo Lino o Quirino Amézaga, alfabetizado por el Mayor General de las tres guerras independentistas Serafín Sánchez Valdivia (1846-1896) y sobresaliente amigo de José Martí.
El esclavo letrado y miembro de la tropa de Sánchez Valdivia alcanzó el grado de Comandante, era por revelaciones populares natural de la Guinea portuguesa otros lo consideraban angolano.
Sobre el nombre de este lugar de suplicio existen documentos donde se afirma que siendo Gobernador de Trinidad el habanero Brigadier Don Pedro Carrillo hubo una sublevación de esclavos encabezados Juan José Armenteros, Bartolo Bastida y Baltasar Fernández.
Al ser condenados a muerte fueron ejecutados el 25 de mayo de 1838, a los cuerpos de Baltasar y Bartolo se les mutilaron las manos derechas, la de este último fue colgada en señal de advertencia.
Desde esa época, aseguraron vecinos de la Chanzoneta a Prensa Latina, se recuerda una frase que dio nombre al lugar “Allá donde pusieron la mano del negro”, mientras desde el siglo XIX se conoce como Campo de Marte.
De otra manera narra los hechos Francisco Marín Villafuerte en Historia de Trinidad (1945), al decir que en la revista Azul y Blanco, del 10 de abril de 1910, se decía que la Mano del Negro debe su nombre a un suceso, por demás trágico y doloroso.
Apunta que un escolta del Capitán a Guerra, Maldonado, Jefe del pueblo, tenía guardadas para su merienda, dos tortas de maíz.
Un esclavo del Capitán las robó y el escolta al descubrirlo comenzó a golpearlo sin piedad, pero el vejado se cansó de tanta humillación y abofeteó a quien lo ultrajaba.
El esclavo fue condenado a 50 azotes en un lugar público y a que se le cortara la mano derecha. Ambas sentencias fueron cumplidas y “la mano fue expuesta, durante un mes, a la curiosidad pública, en el lugar que, desde entonces, es conocido por La Mano del Negro”.
En el Archivo Municipal consta (Libro de Actas de 1812 a 1821) que en 10 de noviembre de 1817, ya se llamaba a la vía de la Chanzoneta Calle de la Mano del Negro. Así aparece además, en distintos anuncios que insertó el periódico El Correo en años anteriores a 1838.
En ese triste y sombrío lugar muy cerca del macizo montañoso del Escambray, existe un obelisco en recordación del fusilamiento de los tres independentistas cubanos.
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