En declaraciones a la cadena Franceinfo, la líder de uno de los dos principales sindicatos del país afirmó que el objetivo de la movilización convocada por 200 personalidades asociativas y gremiales es denunciar que esa norma ataca profundamente los valores de la República.
Diremos que la ley no es la Francia de la solidaridad, la libertad, la igualdad y la fraternidad, la de vivir juntos en la cotidianidad, subrayó.
De acuerdo con Binet, la iniciativa adoptada el mes pasado tras un pacto entre el oficialismo y los conservadores refleja un país del discurso de odio, la estigmatización y la confrontación.
La ley debe aún ser validada para su promulgación por el Consejo Constitucional, cuyo dictamen se conocerá el 25 de enero, sin que se esperen grandes cambios o su anulación.
El texto genera polémica al ser considerado por la extrema derecha una victoria ideológica, con medidas como la imposición de un depósito de garantía a estudiantes extranjeros para poder ser aceptados en universidades de Francia.
También restringe la reunificación familiar, la regularización de trabajadores indocumentados y el apoyo a quienes residen legalmente, por ejemplo en materia de alojamiento, y llama a reformar la Ayuda Médica del Estado a personas “sin papeles”, beneficio que la derecha quiere eliminar.
La secretaria general de la CGT denunció que de aplicarse la norma, el país no tendrá menos extranjeros y sí a extranjeros en una situación de mayor precariedad.
Solo en la Región Parisina, casi un cuarto de los empleos son ocupados por extranjeros, muchos en sectores esenciales y no podemos privarlos del derecho de vivir con su familia y de proponerse un proyecto a mediano y largo plazo, advirtió.
El fin de semana, la secretaria general del otro gran sindicato, la Confederación Francesa Democrática del Trabajo (CFDT), Marylise Léon, realizó la misma convocatoria a protestar a nivel nacional el 21 de enero contra la ley de inmigración.
Al igual que su colega, consideró el texto contrario a los valores republicanos y un retroceso en términos de la fraternidad.
El gobierno defiende la iniciativa, aunque acepta que algunas de sus medidas no son de su agrado y pudieran ser contrarias a la Constitución, pero los conservadores estaban en ventaja a la hora de negociar.
En el Senado, la derecha tradicional (partido Los Republicanos) utilizó su dominio para cambiar el proyecto presentado por el ejecutivo, endureciéndolo, mientras en la Asamblea Nacional las diversas fuerzas opositoras se unieron en una rara maniobra para adoptar una moción de censura que impidió debatir el documento en la cámara baja.
Como resultado, el gobierno convocó a una comisión mixta paritaria con el texto del Senado como base, en la que se logró el acuerdo que luego fue votado por ambas cámaras, pese al rechazo de la izquierda.
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