En este complejo escenario, el organismo pidió financiación sostenida para garantizar que las familias puedan satisfacer sus necesidades básicas y evitar una mayor hambruna en las comunidades.
La nación del Medio Oriente enfrenta a una crisis humanitaria sin precedentes con un grave riesgo de colapso sistémico y catástrofe humana, considerado entre los principales desafíos de la ONU para 2024.
Además de los costos humanos, el escenario político revierte muchos de los logros de los últimos 20 años, incluso en torno a los derechos de las féminas, de acuerdo con la OCHA.
La Misión de Asistencia de las Naciones Unidas en Afganistán (Unama) expresó recientemente su profunda preocupación tras las recientes detenciones de mujeres y niñas en el país, señaladas por el polémico decreto del hijab.
La Unama está investigando las denuncias sobre detenciones en régimen de incomunicación y malos tratos, mientras discute estas cuestiones con las propias autoridades de facto, adelantó el jueves Stéphane Dujarric, portavoz del secretario general, António Guterres.
El vocero pidió la liberación inmediata de las detenidas y recordó que, desde el establecimiento del decreto en 2022, la ONU manifestó su alarma.
Una declaración del máximo responsable de la ONU expresó entonces su desacuerdo luego de que los talibanes anunciaran que las mujeres deben cubrirse el rostro en público y salir de casa sólo en caso de necesidad.
La normativa establece además que las féminas sólo deben mostrar los ojos y recomienda llevar el burka de la cabeza a los pies.
Estas restricciones imitan a las ya impuestas durante el anterior gobierno talibán, entre 1996 y 2001.
“Seguiremos haciéndonos eco de esas preocupaciones y colaborando con las autoridades al respecto”, remarcó el portavoz de Guterres.
El fin del conflicto armado de 20 años entre los talibanes y las Fuerzas de Defensa y Seguridad Nacional afganas en agosto de 2021, y la toma del poder marcaron el comienzo de una nueva era caracterizada por un rápido declive económico, hambre y riesgo de desnutrición.
A esto se sumó la inflación impulsada por crisis mundiales de productos básicos, aumentos drásticos de la pobreza urbana y rural y un casi colapso del sistema nacional de salud pública.
Al mismo tiempo, los medios de comunicación junto a sectores de la sociedad civil padecen una «asfixia», según la propia OCHA.
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