De origen mexicano y domesticada por varias culturas, la flor de Pascua, al igual que los arbolitos de Navidad, las imágenes de renos y Santa Claus, es símbolo omnipresentes en esa temporada, con el 12 de diciembre como día oficial, por lo que con motivo de la fecha amigos y familiares gustan de regalarla.
Según referencias históricas, la especie fue introducida en la nación norteamericana hace más de dos siglos y debe su nombre al botánico y estadista aficionado Joel Roberts Poinsett —primer embajador en México—, quien en 1825 exhibió su belleza en el país.
Poco tiempo después, el interés por esta vibrante flor en forma de estrella —que no solo es roja— se propagó rápidamente debido a que florecía con la llegada del invierno a medida que menguaba la luz del día.
Si bien fue bautizada como Poinsettia, su cultivo ya existía bajo distintos nombres en lenguas indígenas y español, pues los expertos aseguran que se remonta al imperio azteca (actualmente México) hace 500 años.
Se le identifica además de otras maneras: flor de Nochebuena, flor de fuego, estrella de Navidad y corona de los Andes, mientras que las comunidades mexicanas de habla náhuatl la denominan cuetlaxóchitl, que significa “flor de pétalos resistentes como el cuero”.
El siglo XX trajo consigo la producción industrial de Poinsettias, en medio de una horticultura astuta desde el punto de vista comercial que sigue extendiéndose en esta centuria.
(Tomado de Orbe)